Primero fue una cadena de tiendas de música, después vino la compañía aérea, después una compañía de telefonía, una de trenes, y hasta una de vuelos espaciales. El magnate de los negocios Richard Branson hizo de su marca, Virgin, uno de los emblemas más importantes del mundo comercial. Pero hasta ahora no se había adentrado en el mundo del alojamiento, al menos en Europa. Porque el polifacético empresario ya cuenta con un hotel Virgin en Chicago.
Esta semana, sin embargo, Branson presentó el proyecto de su primer hotel, que estará en Edimburgo. Lo que ocurre es que no todo le ha salido bien, porque el proyecto se ha encontrado con un rechazo feroz por parte del mundo de la cultura. Es que el nuevo Hotel Virgin de Edimburgo va a estar en lo que fue la biblioteca Carnegie, fundada en 1890 por Andrew Carnegie.
El hotel tendrá once pisos y 225 habitaciones, bloqueando casi toda la luz natural de la biblioteca. El edificio tiene gran interés cultural, por lo que un largo listado de escritores se oponen a que se convierta en hotel y piden su conservación.
Branson, ajeno a esta propuesta mientras pueda, insiste en que lo importante es que este será el primer Virgin Hotel en Europa, lo que abrirá una nueva áerea de negocio en la marca. En todo caso, se tratará de un producto de cinco estrellas, en consonancia con el segmento de mercado en el que está posicionado su producto.
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