Ayer, los sindicatos paralizaron una buena parte de los vuelos de Air France. Y, al mismo tiempo, añadieron dos días más de huelga para el próximo 10 y 11 de abril, la primera vez que convocan dos días consecutivos de paros, desde que estas protestas empezaran en febrero.
Las conversaciones entre empresa y sindicatos no avanzan. Simplificando, los trabajadores piden un aumento del 6 por ciento anual mientras que la compañía ofrece un 0,6 que se aplicará desde el primero de abril. O sea, un abismo en medio.
Estas huelgas tienen un factor más que las complica, que es la extensión del clima de protestas en Francia, que ayer vio paralizado su sistema ferroviario.
Los sindicatos de Air France han criticado seriamente “el rechazo obstinado” que hace la dirección de la empresa de sus últimas peticiones. Los pilotos se han unido al personal de cabina en su comunicado, indicando que la dirección subestima seriamente la determinación de los trabajadores de obtener sus reivindicaciones.
El argumento sindical es sencillo: Air France gana dinero, lo cual es verdad, y añade que esas ganancias se tienen que compartir con los trabajadores. La dirección aduce que esas ganancias son insignificantes si la compañía quiere modernizarse y que ese dinero es muy inferior a lo que ganan sus competidores, lo cual también es verdad.
El argumento de Air France es demoledor.
Dice que gana dinero pero que las ganancias son inferiores a las compañías de la competencia.
De modo que está claro que las compañías de la competencia tienen que subir mucho mas los salarios.