Iberia y Air Europa -también el resto de las grandes compañías que operan el país- siguen atascadas financieramente en Venezuela. La deuda del país latino con nuestras dos principales aerolíneas supera los 400 millones de euros al cambio. Y no tiene visos de que sea saldada a corto plazo.
El compromiso de pago por parte de las autoridades venezolanas está cada vez más lejos. A la compañía de Hidalgo le prometieron en marzo que le irían abonando las facturas pendientes de forma paulatina, paso a paso. Sin embargo, 10 meses después la situación sigue siendo la misma.
Iberia, consciente de que el pago se produciría con una lentitud exasperante, provisionó los fondos retenidos. Pero el débito sigue existiendo para la primera aerolínea de nuestro país y para su matriz, IAG, por mucho que se haya provisionado. Y con perspectivas negras de cobro.
La situación política, social y económica en Venezuela continúa siendo preocupante, seriamente preocupante. Su principal y casi única fuente de ingresos, el petróleo, se halla en estado crítico, por lo que tanto las dos aerolíneas españolas como la cadena Meliá lo tienen muy complicado.
La hotelera de la familia Escarrer al menos tuvo la feliz ocurrencia de reinvertir en el país pensando que el día de mañana habría cambios que servirían para reconducir la situación deprimente del país. De ahí que participaran en la puesta en marcha de un hotel a la espera de la recuperación.
La raíz del problema, tal como aquí se ha reflejado, radica en que el Ejecutivo venezolano obliga a estas compañías a vender sus billetes en bolívares y a esperar su reembolso en dólares. Algunas compañías dejaron de volar ante un posible impago y las nuestras optaron por seguir operando con menos frecuencia.
De un vuelo diario pasaron a tres semanales con el propósito de seguir presentes en un negocio que sería aún más ruinoso si se quedarán fuera de él. Es una situación surrealista la que están viviendo: el petróleo barato de Venezuela es la cruz de sus problemas y una especie de salvavidas para muchos destinos.
Pero siguen volando