Ada Colau cumple la ley con una Airbnb que se defiende con un argumento ridículo

El sector turístico no es muy fan de Ada Colau, y en este medio hemos sido reflejo de ello, pero -al César lo que es del César- la alcaldesa de Barcelona ahora sí ha estado muy acertada en imponer una multa a Airbnb por incumplir las leyes, teniendo como respuesta un pataleo propio de quien está malacostumbrado y por tanto, con argumento de escasa sustancia.

La multa de 600.000 euros, la máxima que prevé la Ley de Turismo de Cataluña, llega tras imponer otra el pasado verano, de 30.000 euros a Airbnb, que la recurrió, y a Homeaway, que la pagó, aunque ambas han seguido anunciando pisos turísticos sin licencia, motivo por el que la alcaldesa ha justificado la nueva sanción.

Jurídicamente, la decisión parece inapelable. Tanto, que hasta Airbnb ha dejado entrever que apenas tiene argumento alguno para defenderse en cuanto al enfoque legal. Por ello, ha centrado su defensa en argumentos que nada tienen que ver con el derecho como que “Barcelona es la única ciudad del mundo que nos ha multado”. En fin, lo lógico cuando se incumple la ley, ¿no?

Sin argumentos jurídicos, Airbnb ha basado su defensa en que “Barcelona camina por el lado contrario que la mayoría de ciudades en Europa y en el mundo”. Se ha centrado en el supuesto buen impacto económico que genera, diciendo que “favorece a los operadores comerciales y los apartamentos que se dedican únicamente al turismo en las zonas turísticas, en detrimento de las personas que quieren compartir el propio hogar”.

La declaración de Airbnb, no obstante, no hace alusión a la ausencia de dinero que dejan de ingresar las arcas públicas pese a que los turistas que usan en estas plataformas consumen los mismos recursos que el resto de viajeros, aunque los que se alojan en establecimientos reglados sí contribuyen a la caja común.

Airbnb, por tanto, ha quedado ella misma desacreditada cuando en vez de usar un argumento jurídico para defenderse ha tenido que recurrir a uno político. El día que cambien las leyes le puede valer, pero hoy día no.

Airbnb ha contribuido a disparar el precio de los alquileres no turístico, agravando el problema de acceso a la vivienda. Un estudio del Ayuntamiento de Barcelona dice que un alquiler turístico puede tener unos precios entre 2,3 y 4 veces superior al normal. Un estudio de Tom Slee, gurú sobre la economía colaborativa, revela que el 27 por ciento de anuncios en Airbnb de Nueva York son de propietarios de múltiples propiedades.

Airbnb debe ser un gran invento para el Sector. Así lo reconocen en la industria turística. No quieren su cierre, sino que cumpla las mismas normas que todos. Es de cajón. Por tanto, esta vez cabe felicitar a la alcaldesa podemita, aun cuando haya hecho más ricos a los ricos de su ciudad, al prohibirles nueva competencia en forma de hoteles de lujo, que hubieran contribuido a cambiar saturación por calidad en Barcelona. Pero a veces, su miopía ideológica y sectarismo les provoca estas incoherencias.