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EDICIÓN ESPAÑA

TRIBUNA

Aena no se come una rosca en Cuba (y lo sabe)

La entidad responsable de los aeropuertos españoles viene dejando caer en los medios que está en disposición de entrar en Cuba. Hasta la ministra Ana Pastor, de Fomento, de la que Aena ha dependido durante toda su vida y con la que aún mantienen un gran vínculo pese a su salida a Bolsa, ha venido a corroborar su desembarco en el país latino más de moda en el mundo a raíz de la reanudación de las relaciones con los Estados Unidos de América.

 

Aena quiere implantarse en Cuba como lo ansían otras empresas de España, de Europa y del planeta. La isla caribeña, que ya de por sí despierta pasiones con sus atractivos naturales de todo tipo, está en el punto de mira inversor. Todos, desde grandes multinacionales a pequeñas empresas, quieren estar presentes en un país comunista light que ha recibido en un corto periodo de tiempo al Papa, a Obama y que ha acogido a los Rolling Stones.

 

Desde hace más de un año, es incesante el número de potenciales inversores que visitan el país de la salsa y del mojito. Todos buscan un lugar donde posicionarse, de Alto Cedro a Mayari: si son turísticos, en La Habana, sus alrededores, Trinidad, Varadero y en menor medida, en los Cayos; si no son turísticos, en cualquier emplazamiento. Cuba suena de nuevo a maná en la madre patria y en el universo viviente, al son de los cambios, que no de la loma.

 

El grupo presidido por José Manuel Vargas da por hecho que tiene un pie puesto, como decíamos, en Cuba cuando más bien es un deseo que comparte con otros conglomerados empresariales, con otras empresas, con otros emprendedores. La realidad es bien distinta porque Aena va a tardar en aterrizar en el país antillano, el de Maceo y el de Compay Segundo, el del ya tú sabes y el di tú, en una tierra donde lo que sucede conviene.

 

Y Aena sabe que es más difícil que fácil posicionarse ahora mismo en la patria de Martí, en la cuna de Moré y en la de la Virgen de la Caridad del Cobre. Nos vendan como nos vendan esa película inversora sus gestores, sus padrinos de Fomento y sus mentores de Exteriores. La situación es de indefinición en la isla que alguien acertadamente llamó la Perla del Caribe. Ni los empresarios más asentados saben el devenir que les deparará una nación única.

 

La cúpula cubana, la llamada clase dirigente, aún ha de definir cuál será el modelo sociopolítico del país. Y cuál será, por tanto, el sistema económico a desarrollar. Está claro que se van a volcar con el turismo. Como está claro, clarísimo, que a día de hoy no van privatizar la sanidad y la educación, los dos pilares en los que se sustenta la Revolución. Ni mucho menos la banca. Ni otros negocios que están ofertando intermediarios sin escrúpulos.

 

Mientras se está a la espera de definir las líneas maestras de su futuro más cercano, en Cuba no dejan de llegar desde banqueros como el dueño de Abanca a cualquier tipo de inversores, sean públicos, semipúblicos o privados. Incluso ingenuos que quieren construir hospitales, como los del proyecto integrado por un empresario de la sanidad privada de provincias, por un hotelero que aún no tiene presencia allí y una entidad financiera pequeña.

 

Hay otro asunto esencial pendiente de solventar: el vigente embargo de los Estados  Unidos. Los resultados de las presidenciales en USA pueden resultar determinantes en el corto y medio plazo. Clinton será con Cuba mucho más transigente que Trump. Pero Incluso con el levantamiento del embargo habrá que ver cómo se negocia, qué ofrece uno y qué da el otro. Política de altos vuelos, en definitiva, que tendrá su repercusión en el futuro inmediato.

 

Además, no se olvide que el gran líder está vivo, que la víspera de la llegada de Obama recibió a Maduro, que aún retirado tiene un poder tremendo en el Consejo de Estado y en toda la población, que su hermano nunca lo traicionará. Y, sobre todo, que hay que conocer la idiosincrasia cubana: las cosas trascendentales allí no se cambian de un día para otro, ni siquiera de un año para otro. La transición será lenta, mucho más de lo que se imaginan los soñadores.

 

Aena es consciente de que los cambios tardarán en producirse, y si no lo es debería serlo. Dar por hecha su llegada a Cuba ya mismo, por tanto, es una tomadura de pelo. Un gol que nos han colado a todos por debajo de las piernas. Los aeropuertos necesitan de una amplia remodelación ya antes de la avalancha que se avecina, pero el tiempo -el cómo y el cuándo- lo marcan ellos. Y el que no lo entienda, para casa, asere.


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    Mia Masdeu
    8 años

    Más de una década ha estado Aena en el aeropuerto de Cayo CoCo y ha formado a muchos gestores aquí. ¿Ahora toca ir de novatos? ¿Qué ha pasado?

    GBA
    8 años

    Lo que está claro es, que el que escribe, conoce Cuba sin ninguna duda.
    Lo de la entrada de AENA, coincido que tardará en darse.

    Cuenca
    8 años

    ROTUNDO !!!!!

    Ana
    8 años

    Suscribo lo publicado de principio a fin....

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