Todas las aerolíneas europeas han caído en bolsa debido a que Ryanair, en la rueda de prensa en la que presentó sus resultados del segundo trimestre del año (un incremento del 55 por ciento en sus beneficios respecto del año pasado), dijo que iba a poner presión sobre los competidores, bajando los precios hasta en un nueve por ciento. Ese es el poder de O'Leary: si mueve un dedo su política, destroza al sector, asusta a los inversores, descoloca a los analistas.
Todo el mundo sabe que mientras las cuentas de Ryanair van holgadas, las de muchos de sus rivales están justitas (Air France, Air Berlín, Air Europa en España, Norwegian, Aer Lingus, por citar sólo algunos ejemplos). Si en esas circunstancias, le añadimos una reducción de precios, más de uno hará aguas, que es lo que Ryanair quiere. Un poco de marcha que para Ryanair consiste en que algunos rivales caigan, cierren y tengan que abandonar el negocio.
Claro que eso también afecta al valor de Ryanair, que está por las nubes. Porque la irlandesa cuando baja los precios, gana menos y el inversor lo acusa. Ryanair seguirá ganando, claro, pero un poco menos. Otras, cuando bajan los precios, dejan de ganar, lo cual es un problema mucho más serio que el de Ryanair, que naturalmente preocupa mucho más a los inversores.
Así que, después de seis meses excelentes, en los los valores bursátiles de la aviación subieron hasta un 30 por ciento (con la única excepción de Norwegian), acaba de producirse una caída súbita, del orden del 5 por ciento, por la guerra que se avecina. IAG también cayó, incluso más que la media. Easy Jet y Wizz Air tienen caídas del 3 por ciento. Y así todo el espectro europeo.
Sólo por una amenaza del líder. Ese es el poder jamás visto en el mundo de la aviación que tiene Ryanair. Pocas veces como ayer se pudo ver más claramente que los directivos de las aerolíneas europeas tiemblan cuando Ryanair mueve un milímetro su posición. Porque, cuando O'Leary estornuda, los demás entran en la UCI.
Tendrá intención de recomprar acciones y así se ahorra un pico