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EDICIÓN ESPAÑA

Los hoteles de Hotasa ya eran una ruina antes de la crisis

 

Los hoteles de Hotasa ya eran una ruina antes de la crisisPor Javier Aguado

Los hoteles de Hotasa daban escasos beneficios antes de que explotara la crisis en el grupo de empresas de la familia Ruiz Mateos. Prácticamente ninguno de sus establecimientos obtenía beneficios suficientes para pagar a sus anteriores dueños, que cobraban con pagarés mensuales a 10 y 20 años. Los resultados de explotación eran bajos porque los productos que ofertaban son de perfil bajo y sus precios a los clientes también bajos.

 

Hotasa no era una cadena al uso. Los Ruiz Mateos compraban establecimientos de poca monta a buen precio pero a largo plazo y en destinos degradados de Mallorca y Canarias, como Ca’n Picafort y Puerto de la Cruz. Y no precisamente bien situados, sino que, salvo excepciones, en segunda fila. Eran adquisiciones que formaban parte de un entramado de activos para hipotecarlos con otras operaciones y usarlos de reclamo publicitario. En el sector hotelero nacional se decía que Ruiz Mateos compraba baratijas. En los últimos años no cesaba de adquirir nuevos establecimientos, la mayoría de categoría inferior y en un estado calamitoso a pesar de contar alguno de ellos con 4 estrellas. Todo lo que compraba Hotasa era pobre, casi desechos, nada que ver con planta hotelera del grupo de la abeja en los años 70. De ahí su difícil salida. La cadena hotelera actualmente en situación concursal cuenta con quince establecimientos en total: seis en Mallorca, cuatro en Tenerife, y uno en Menorca, Torremolinos, Huelva, Gran Canaria y República Dominicana respectivamente. Todos en lugares que ya vieron pasar sus mejores momentos y que tienen difícil reverdecer laureles.

 

Los hoteles siguen abiertos

 

A pesar de su situación de pre-concurso, los 15 establecimientos del grupo Hotasa repartidos en Baleares, Canarias, Andalucía y Santo Domingo, continúan abiertos a pesar también del retraso en el cobro de las nóminas que sufren sus alrededor de 1.100 empleados y que ya han desembocado en manifestaciones y protestas por parte de los mismos trabajadores como la que tuvo lugar a comienzos de junio en Tenerife.

 

Antes de solicitar el concurso, la familia Ruiz Mateos confiaba en la llegada de algún inversor que comprara sus hoteles y para ello contrató a la consultora internacional Christie+Co la cual les asesoraría en la venta de los mismos. Estaban dispuestos a escuchar ofertas de todo tipo: por activos individuales, agrupados o por la totalidad de la cadena. Pero las ofertas han brillado por su ausencia. Y es que además de la poco atractiva ubicación y del deteriorado estado en el que se encuentran algunos de los establecimientos, Hotasa cuenta con una deuda que supera los 200 millones de euros, principalmente créditos hipotecarios, lo que supone casi un tercio de los 700 millones de euros que, según la compañía, suma el endeudamiento financiero total de todas las empresas de Ruiz Mateos.

 

A pesar de que los hoteles permanecen abiertos, su situación es cada vez más calamitosa. Desde marzo la compañía no ha vuelto a realizar ninguna acción en las redes sociales en las que antes mantenía contacto diario y directo con los clientes. Bernardo Losada, el director de marketing y ventas de la cadena abandonó el barco a finales de mayo. Pero lo pero de todo es que según informaba preferente.com, los touroperadores extranjeros están desviando clientes de Hotasa a otros establecimientos por el lamentable estado en el que se encuentran los hoteles de la cadena de Ruiz Mateos. Y es que la mayoría de ellos no están presentables desde hace tiempo, no disponen de suficiente personal y, además, los proveedores cobran por adelantado sus productos.

 

“Lo peor de todo es la falta de empleados, más que el estado de los establecimientos, pues algunos fueron retocados recientemente. Y es que los turistas se quejan de la atención del personal por su reducido número”, comenta un agente de viaje afectado.

 

Nueva Rumasa: la caída de un gigante

 

Según la propia Nueva Rumasa, el grupo está formado por 117 empresas, incluida Hotasa, agrupadas en varias divisiones: alimentación, bodegas y bebidas, distribución, hoteles, patrimonial y contribución social.

 

El valor patrimonial del grupo es de 5.901 millones de euros, con una facturación cercana a los 1.500 millones de euros en 2010 y 10.000 empleados. El grupo reconoce una deuda de 700 millones de euros. Entre los principales acreedores de Nueva Rumasa se encontraría el Banco Santander, con 330 millones de euros. El grupo afirma que negoció con el fondo de inversión Oaktree la inyección de 500 millones de euros para garantizar la continuidad del conglomerado. Según Nueva Rumasa, la posible entrada de este “fondo en el capital de la compañía se debía a la difícil situación que viene viviendo el grupo debido al recorte de crédito, la necesidad de refinanciación de la deuda con sus acreedores y el plan de pagos inminente a realizar como solución a corto plazo para aliviar las necesidades de liquidez que les han obligado a recurrir a la figura del preconcurso de acreedores”. Oaktree desestimó finalmente su entrada en Nueva Rumasa y el grupo anunció su quiebra técnica.

 


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