No creo que sea necesario ser un poco mayor para sentir algo de vértigo al escuchar qué permitirá Google Glass, el nuevo dispositivo de la multinacional americana, que caerá sobre el turismo con un potencia que pocos podemos hoy imaginar.
Según lo que se ha venido conociendo, estas gafas, conectadas con la red, ofrecerán al viajero instantáneamente toda la información que sea precisa mientras camina por un determinado lugar. Esa información será visible en su gafa, la cual a su vez está generando nueva información para el sistema, pudiendo grabar sus experiencias, o comentarlas para las redes sociales.
La cuestión no parece especialmente relevante para los residentes en un lugar que, al fin y al cabo solemos conocer bien dónde estamos, pero sí para los viajeros, o sea para los turistas y sus proveedores. ¿Estamos preparados para que nuestro bar, restaurante, tienda de regalos o atracción turística aparezca en esa gafa en el momento en el que el viajero se desplaza?
Hoy, francamente, no veo que esto pueda funcionar en el turismo de sol y playa, pero en las ciudades, sobre todo en las grandes ciudades, es posible que en breve empecemos a ver viajeros así. La cuestión es si empezaremos a tener empresas conectadas a estas nuevas posibilidades comerciales. O ¿no terminará todo esto por abrumarnos y desnaturalizar el viaje?
Confieso que siento vértigo ante la velocidad de todos estos cambios.
Se puede ver el vase medio vacio o medio lleno, riesgo u oportunidad.
Además de Sol tenemos mucha historia y cultura y mucha calidad de vida. El ocio abre infinitas posibilidades de geo localización de sitios, personas, actividades, etc.
Depende de nosotros. Gente válida sobra, lamentablemente sobran más políticos , gestorcillos de la casta y paletos que a la postrer nos dejan de consumidores de los grandes operadores siempre en vez de estar en la vanguardia liderando.