Que a día de hoy, la persona que ejerce de secretario de Estado de Fomento diga públicamente que el Gobierno no sabe aún cómo va a privatizar Aena, suena sorprendente. Hay dos razones centrales para la estupefacción: en primer lugar, que esta privatización quedó sobre la mesa del Consejo de Ministros al final del Gobierno Zapatero, con lo que ya hace un buen tiempo que existe la documentación para adoptar una decisión; y en segundo lugar, porque estamos hablando de una de las 'joyas' de la familia, de los pocos bienes enajenables que aún le quedan a este país, de un activo trascendental, lo cual exige que a estas alturas ya hubiera una idea clara al menos sobre los puntos centrales de lo que se quiere hacer. Pero nada, parece que seguimos como estábamos.
Aena tiene un altísimo interés estratégico para este país (de la misma manera que los aeropuertos, en general, lo tienen para cualquier país que se precie). Por ese motivo, esta decisión debería estar ya madurada. Todo el que tenga un poco de memoria recordará que en los últimos meses se han filtrado todo tipo de modelos, desde la venta de una participación minoritaria, que parece inverosímil, a la de una cuota mayoritaria pero con un cúmulo de restricciones. Todo globo sondas, por lo que parece.
Así pues, dos años después de empezar a hablar del asunto, parece que el Gobierno no tiene ni idea de por dónde va a ir. Pero está en ello. A ver si tanta reflexión termina por dar resultado. Nos conviene a todos porque precisamente en Aena reside uno de los mayores obstáculos para la consolidación de un sector aeronáutico potente y para un crecimiento turístico sostenido.
El "gran problema" para el Gobierno que tiene la privatización de AENA, es que implicaría el cierre de más de la mitad de los aeropuertos, y este año y el que viene hay elecciones....