Se caza antes a un mentiroso que a un cojo. Y más si ese mentiroso es la Administración pública, con suproverbial desorden. A medida que pasan los días, empieza a emerger el verdadero culpable del caos en Magaluf (y en otras tantas zonas turísticas españolas, en las que no hay ley). Mejor, para que ustedes mismos se hagan a la idea, narramos los hechos en su evolución lineal.
Primer momento. Tras conocerse el vídeo de las felaciones famosas, la reacción inmediata fue la de asegurar que “se trata de hechos aislados”, que allí todo es pío y casto y “¿cómo puede ser que suceda algo así, si lo tenemos todo controlado?”. Como verdaderos caballeros, nadie atacó a nadie. El presidente de los hoteleros de la zona parecía acusar a las redes sociales de difundir algo que en realidad no era gran cosa, si es que existía, porque para él incluso podría ser que no hubiera habido nada. Quien no conociera Magaluf, debería alucinar.
Segundo momento. Horas después, la segunda reacción es que “no sabremos si tendremos legislacióncomo para actuar”, dando a entender que aquello lo tenemos totalmente trillado y que claro, sólo con poderes especiales podremos parar lo que se denuncia ahora, que nos pilla de nuevo, que nunca antes había ocurrido. Por eso, todos se lanzaron a investigar (léase, saldrán del despacho, apenas baje un poco esta calor insoportable).
Tercer momento. Sin que supusiera mucho trabajo de investigación, la prensa desvela que hace años que no selleva a cabo inspección alguna en la zona, lo cual es obvio para cualquier profano. No, no es que haya habido pocas inspecciones, sino cero. En tres años, cero.
Cuarto momento. Se envían inspectores que, como era de esperar, se ponen las botas. Allí no es que haya que controlar si hay menores, es que muchas empresas son cien por ciento economía sumergida, no están registradas, carecen de altas en cualquier institución, etcétera. No hay que investigar, es que aparece el inspector y sale todo el mundo corriendo y dejan el chiringuito sin jefe. Lo que nos hubiéramos imaginado viendo aquella selva, pues es verdad, una vez que llegan los inspectores no queda nadie.
Quinto momento. Acusaciones. Todos estaban sorprendidos, pero ahora el Govern, que tarde y mal, finalmente ha enviado inspectores, empieza a señalar su dedo acusador contra el ayuntamiento, por no hacer nada. O, como dicen,“para que haga cumplir la normativa”. Hombre, yo lo diría más claro: para que un día se den un paseíllo por el lugar. ¿Se acuerdan de aquel alcalde que decía que “trabajamos mucho”? Supongo que quería decir que “llevamos años trabajando en la búsqueda de los borrachos de Magaluf”.
Sexto momento. El ayuntamiento reacciona de dos maneras: por un lado, dice que a ver si con tanta inspección nos va a pasar como en un lugar perdido de Grecia, que terminaron por echar a los turistas. Al mismo tiempo, una inspección municipal no tiene más remedio que cerrar por un año a la empresa organizadora de las felaciones.
Conclusión. Aquí sólo hay un culpable, como destaca Ignacio Vasallo en una entrevista en la prensa balear: la desidia de la Administración pública. Una desidia extremadamente grave porque sólo el poder público puede hacer cumplir las leyes, cosa que los particulares tenemos vedado; porque el poder público está financiado por los ciudadanos para ejercer la autoridad, sin que en este caso hayan aparecido.
Esta patética situación me hace acordar los controles de velocidad en las calles de algunas ciudades, que tienen lugar de lunes a viernes en horario de oficina, sin que lleguen nunca a pillar a los borrachines de las discotecas. ¿Hay que cambiar las leyes? No, hay que tener una Administración que tenga el decoro mínimo de salir de los despachos, de dejar de pisar moqueta, de tener vergüenza.
¿Quién asume la responsabilidad por la total degradación de nuestro turismo durante años? Porque no nos engañemos: esa oposición indignada también es culpable porque ahora se limita a leer la prensa y mostrar su sorpresa, cuando ha callado cuando debía de haber llamado la atención, porque debía de haber sancionado cuando gobernaba.
Este es el poder público que tenemos en este país. Inexistente. ¿Para qué tanta discusión sobre qué deben decir las leyes, si en la mayor parte de los casos bastaría con pedir el DNI a los folloneros para comprobar que están en búsqueda y captura?
Mi pregunta es ¿quién sanciona ahora al Gobierno y al ayuntamiento por su desidia?
Ayer a las 7 de la mañana me dirigia a trabajar y en el camino habia tres turistas dos de ellos completamente desnudos en medio de la carretera , Magaluf
También se deberían sancionar al 95% de los Hoteles,mucha culpa de lo que pasa es del TODO INCLUIDO HOTELERO.El turista joven tiene acceso al alcohol de baja calidad desde las 10 de la MAÑANA en el HOTEL y no salen del HOTEL hasta que cierran los bares del HOTEL.
Se necesita una ERRADICACION TOTAL DEL TODO INCLUIDO EN HOTELES y de la BARRA LIBRE EN BARES Y DISCOTECAS !!!
Si quieren beber QUE AL MENOS LO PAGUEN !!!
Además hay hoteleros que tienen relación comercial y de explotación con CARNAGE (empresa sin ningún tipo de escrupulos)que esta haciendo mucho daño a la Oferta Complementaria de Ocio y Restauración !!!
El día que los empleados de la Administración (estatal, autonómica, provincial, municipal, etc...) dejen de tener su puesto de trabajo (sueldo) asegurado de por vida sólo por haber superado unas pruebas de risa las cosas puede que empiecen a funcionar mejor. Porque, aunque pareciera que voy en contra de los funcionarios, no es un problema de ellos. Es un vicio del propio SISTEMA. YO ME LO GUISO, YO ME LO COMO. Para empezar, cualquier ciudadano es culpable frente a la Administración. Y ¡OJITO!, como decía (o dice) el entrenador. Y soy yo quien tiene que adelantarse a la Administración, no al revés. Para ese viaje no hacen falta alforjas
[…] ¿Quién sanciona al poder por el caos de Magaluf? […]
No es solamente Magalluf el problema es casi todo el termiono muinicipar de Calviá; obviamente todoe eso interés y hablar de Magalluf solo es interés político. El señor Escarrer, dueño de Meliá, ha inevrtido mucho dinero en la zona con la apertura de un nuevo hotel y la restructuración de otros y ahora le molesta que a Magalluf venga solo turismo pésimo que él mismo ha promocionado durante años. Por esta misma razón la prensa y las autoridades se han puesto en marcha. A Santa Ponsa pasa casi lo mismo; hay estabolecimientos qye se cae al suelo, no ha controloles, los boat parties salen desde en amarraje que se cae en trozos (tengo fotos) pero jamás un policía, jamás un control... claro no hay grandes interese políticos....