Decía recientemente la revista Preferente que lo que le faltaba a Magaluf para defenderse ante la polémica del “mamading” era que pusieran al frente de una comisión a la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego. Y la publicación de papel del Grupo Preferente aseveraba su argumento afirmado que esta mujer “cada vez que habla mete la pata”. En castizo, que la caga.
Cuánta razón: en sus declaraciones en la Ser cuando fue preguntada hace unos días acerca de los efectos que podía tener el caso de ébola en el turismo español la máxima autoridad en la materia dijo textualmente (ver vídeo en esta portada): “No me dejan, me han dicho que no haga declaraciones hoy”. Ante tamaña idiotez, el ministro tuvo que salir al paso diciendo que todo estaba controlado.
Seguro que le dijeron que se callara, que no abriera la boca, precisamente por los motivos que apuntaba nuestra revista: porque cuando habla sube el pan. Pero una cosa es que le digan, le ordenen, que no se pronuncie y otra que transmita la orden tal cual. Tamaña memez, tamaña simpleza, ha originado una gran rechifla en su casa, en Turismo. Rechifla y a la vez perplejidad. En la Secretaría de Estado, y en especial en Turespaña, están hasta el moño de esta mujer que es un ejemplo de la mediocridad imperante en los mandos ministeriales. Isabel Borrego solo cuenta con el apoyo silente de su gente más próxima.
La culpa de que Borrego esté al frente del turismo español la tienen las autoridades de Baleares. Bauzá la propuso después de que fallaran los nombres que en principio tenía previsto para el cargo: Aurelio Vázquez, de Iberostar y al que no le garantizaron su puesto para cuando abandonara su aventura política; y María Salom, que no podía dejar el cargo para el que acababa de ser nombrada, la presidencia del Consejo de Mallorca.
Las autoridades de Baleares están ahora que trinan con Isabel Borrego. De un lado, el consejero de turismo porque no le ha incrementado un euro para el presupuesto de promoción del año próximo; de otro, el teniente de alcalde de turismo del Ayuntamiento de Palma, al que su compañera Isa -así la llaman en el partido sus compis de las Islas- le reclama una devolución de decenas de millones.
El consejero Jaime Martínez no se va a pronunciar en contra de su compañera en público por disciplina de partido, y tampoco Álvaro Gijón por los mismo motivos, aunque éste se halla aún más ofuscado por demandarle una cantidad que se le concedió al consorcio de la Playa de Palma en una época, la de Margarita Nájera (socialista) en la que él, por tanto, no tenía arte ni parte. Cosas de Isa.
El presidente Bauzá, a quién no le ha temblado el pulso para cambiar a casi todos los miembros del Gobierno de las Islas en esta legislatura, ¿por qué no llama a Madrid y le dice a los responsables de Génova lo que él y todos opinan en privado: nos hemos equivocado con Isabel? No quieren reconocer su error, no quieren molestar al aparato central y ya tienen bastante con sus líos internos en las alcaldías.
Por cierto, que este lunes dice El Mundo de Baleares que Isabel Borrego suena como candidata a la alcaldía de Palma, que es una de las alternativas a Mateo Isern. Al mismo alcalde al que le reclama una devolución de decenas de millones de euros. Una reclamación “porque me han dicho que os la pida”. Igual que en la Ser: porque me han dicho que no diga nada. O sea, la Ana Mato del Turismo.
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