¿Mal de ojo en Air Berlin?

Ya es casualidad que en los últimos vuelos con Air Berlin haya habido problemas. Bueno, entre problemas y problemillas porque la sangre no llegó al río, tal  como sí sucedió con otros pasajeros en vuelos recientes de Air Europa de Madrid a Los Rodeos. A lo que iba, resulta que en el vuelo de Palma a Málaga del viernes pasado se estropeó la facturación y ésta se hizo a mano. Un fallo que le puede pasar a cualquier compañía y que en el caso de la alemana no es culpa suya porque no tiene auto handling. Pero hacer la facturación a mano fue un engorro, provocó un follón a bordo (cada uno se sentó donde quiso y al final el pasaje se tuvo que distribuir, por orden del comandante, de forma ordenada -adelante y atrás- para compensar el peso) y originó la consiguiente demora. Por si fuera poco, entre los pasajeros se encontraban un grupito que venía de una despedida de soltero y los viajeros seniors -progenitores de trabajadores de la hostelería- no salían de su asombro. Esto también pasa en otros vuelos de otras aerolíneas (sin ir más lejos en Iberia Express en un Madrid-Palma de hace dos semanas: pijitos que venían a la boda del año del hijo pequeño de Alicia Koplowtiz, y que también armaron bulla, excepción hecha de Tamara Falcó). En el vuelo de vuelta, por orden de no se sabe quién, todo el equipaje de mano fue obligado a ir a bodega, incluidas las troyllers con menos peso del máximo exigido. Se alegó para ello falta de espacio en los compartimientos superiores, pero estos iban casi vacíos. Total, que casi una hora de espera para que aparecieran los equipajes que reunían todos los requisitos para subirlos a bordo. La sangre, ya digo, no llegó al río como sucedió con los pasajeros de Air Europa que fueron obligados a bajarse de los aviones en dos vuelos de Madrid a Tenerife la semana pasada. Parece como si a Air Berlín le hubieran echado mal de ojo. Ah, las azafatas del vuelo de regreso no sabían ni papa de castellano; si las de ida, conste.