El independentismo también pasa factura al turismo catalán

La situación crítica por la que atraviesa Cataluña a raíz del proceso soberanista que están protagonizando los partidarios y los detractores del independentismo y que se ha convertido en crónica después de los resultados del 27S, también ha pasado factura al turismo catalán. La división que se vive en esta región por el secesionismo se ha instalado en distintas familias del Sector, en algunos casos de forma preocupante.

Hay situaciones flagrantes de enfrentamientos entre hermanos, primos, amigos, empleados y conocidos. Y no solo entre los radicados en Cataluña, sino que también en los que trabajan o explotan negocios en zonas turísticas del Caribe como Punta Cana y Cancún-Riviera Maya. Los secesionistas del turismo presentes allende los mares son mucho más activos en las redes sociales que los basados en la Comunidad catalana.

Así, un delegado en Dominicana de una mayorista muy importante con sede social en Mallorca no ha ocultado en la red su posicionamiento favorable hacia la segregación. Una postura que ha llamado la atención no por su derecho libre a hacerlo sino por la ideología españolista del dueño de ese touroperador. En Twitter ha tenido respuesta este ejecutivo de nombre muy catalán y apellido muy español, incluso entre sus propios compañeros.

En la mayor de Baleares, IE, dueño de un hotel en el este de la isla y que explota otro en Marbella, explica a preferente.com que a raíz del proceso independentista ha surgido un enfrentamiento muy duro con varios de sus parientes de Barcelona. La familia de este catalán de la diáspora estuvo hasta hace poco muy vinculada a Convergencia y ya antes del 27S se dieron de baja, "porque nos estaban conduciendo al precipicio".

Casos como los citados acaecen en otras zonas turísticas de nuestro país y del otro lado del gran charco. Volviendo a República Dominicana, un empresario que estuvo ligado familiarmente a una cadena catalana muy importante que combina hoteles de ciudad con los de playa y que montó su propio hotel en Punta Cana luce con orgullo su independentismo. El hermano más destacado tiene un punto de vista opuesto pero no saca pecho.

El secesionismo no provoca división alguna en casa de este hotelero, pues todos sus miembros son independentistas. Al punto de que su esposa convocó una reunión entre padres de alumnos catalanohablantes -hay que incluir en este apartado a la amplia nómina de directivos y empleados mallorquines e ibicencos- para que en la escuela de Punta Cana contrataran a un profesor de catalán. Su propuesta solo contó el voto favorable de ella.

Sin salir de España, en la cadena hotelera más rentable de las de nuestro país se ha producido igualmente una situación de desafección entre sus propietarios y sus familiares de Cataluña. Familiares nada lejanos y que llevan por tanto el mismo apellido. Unos a favor de seguir unidos a España y otros a ir solos por Europa y por el mundo. Como tantos otros del negocio hotelero, esta familia, tan potente como sencilla, no quiere opinar sobre este asunto.

El hotelero que más plazas de alojamiento tiene en Andalucía, tierra a la que emigró hace alrededor de 40 años -el mundo al revés: un catalán emigrando al Sur de España- y donde ha  levantado un pequeño imperio, la situación es parecida. En esta familia anida el deseo de seguir juntos con el resto de españoles pero hay miembros de sus antepasados que piensan de forma contraria. Eso sí, el parentesco no es tan estrecho y el caso por tanto, no es virulento.

Un importante empresario chocolatero que cuenta entre sus negocios con un hotel que explota Iberostar en Lanzarote y el dueño de una importante empresa de alimentación y de cafeterías, al igual que el presidente de un grupo radicado en Calella y que tiene en su cooperativa hoteles, mayoristas y agencias de viaje, no han cambiado de actitud favorable al separatismo después del desenlance electoral del 27 de septiembre.

Tampoco este sentimiento ha cambiado en la casa del dueño de una de las principales empresas de equipamiento hotelero: uno de sus hijos es secesionista y está enfrentado a su progenitor y a sus hermanos. Hay además dos cadenas hoteleras de tamaño mediano donde se viven situaciones similares, de división y disputa, pero no tanto como en la del proveedor de equipos hoteleros y hosteleros. Desgraciadamente es la nota dominante.

Será difícil sobrellevar esta situación, pero de aquí a mucho tiempo esta tónica de desunión y enfrentamiento, unida a la pusilanimidad de muchos que callan por no estar en el ojo del huracán, no aportará nada positivo al negocio y sobre todo a la convivencia. Las moratorias, las ecotasas, los límites al turismo masivo, e incluso el odio al colectivo hotelero, jamás traerán nada bueno a la industria productiva más importante y linda de nuestro país.