¿El fin del 747?

La competencia entre los grandes fabricantes de aviones es apasionante: de un lado Europa, del otro Estados Unidos; de un lado Airbus, una empresa nueva, multinacional, que ha irrumpido en el mercado con ganas de tener presencia en todos los segmentos; del otro Boeing, un fabricante consolidado, tradicional, que tiene detrás un estado potentísimo y que tiene una experiencia inigualable. En todos los segmentos de producto la batalla es feroz, si bien en los aviones de un solo pasillo hay terceros: está Embraer, que poco a poco se hace un hueco en el mercado; Bombardier quiere tener presencia, lo cual le está llevando por el camino de la amargura, al punto de ha tenido que vender parte de sus activos para sobrevivir; después está China, que se toma con calma su presencia en esta batalla, porque dice que su apuesta es a largo plazo y, finalmente, más retrasados y con menos posibilidades, los rusos, con su avión Sukhoi SSJ100.

En el segmento de los aviones de dos pasillos, la guerra es cara a cara entre Airbus y Boeing, sin terceros de por medio. Boeing tiene en su haber el éxito del 787, mientras que Airbus ha visto cómo las ventas del 330 se han convertido en un éxito inesperado.

Pero el terreno más interesante para seguir con cuidado es el de los jumbos, los aviones de más de cuatrocientos pasajeros. Básicamente hablamos del famoso B747 y del Airbus 380. Estas son palabras mayores en todos los sentidos, porque en un error en este mercado estas compañías se juegan su supervivencia. Las inversiones son colosales y los tiempos necesarios para rentabilizarlas son muy largos.

Y hay novedades. Ya les contamos aquí que el Airbus 380 no termina de despegar: tiene pedidos, se vende, pero es muy preocupante que su presencia más allá de Emirates sea limitada. Es un avión muy grande, que sólo puede ser rentable en rutas de alta densidad, que no son tantas. Sin embargo, en su haber tiene que es moderno y permite economías de escala.

Del otro lado está Boeing con su 747: un avión consolidado, tradicional, maduro, al que le han ido haciendo adaptaciones, pero que ya está bastante mayor. Pues bien: en 2015 se fabricó un avión por mes de este modelo. Y ahora se ha sabido que Boeing va a reducir a la mitad la producción, hasta sólo un avión cada dos meses o, lo que es lo mismo, seis aviones en 2016.

¿Estamos ante el final de un modelo de éxito? Probablemente. Sería una buena noticia para Airbus, que tiene una apuesta delicada con el 380 y que espera que sus estudios que le apuntaban a que las aerolíneas preferirían aviones grandes a largo plazo se confirmen. En todo caso, al 380 le quedan más de veinte años de producción por delante, mientras el 747 tiene otros tantos, pero por detrás.