El mes de enero de 1994 Sebastián Escarrer, con solo 27 años, hacía siete meses que estaba en el cargo de adjunto al vicepresidente de Meliá y fue en ese momento cuando concedió su primera entrevista a un medio de comunicación, concretamente a Preferente.
El joven empresario lo tenía claro. Quería seguir los pasos de su padre y, para ello mantenía la misma actitud “lo primero es Sol”. Para ser bueno en su trabajo Escarrer se formó en Boston y Wall Street. “He intentado dotarme de una amplia formación y siempre con la idea de que un empresario debe especializarse después de pasar por varias etapas, y así lo he hecho. Teniendo en cuenta siempre que mí punto de destino definitivo era el Grupo Sol”, manifestaba Escarrer a Preferente.
Escarrer aseguraba que “una de las bases clave para ser un buen empresario es que en el Grupo Sol los cargos no se otorgan, sino que se conquistan, así que el mío intentaré conquistarlo”.
Uno de los objetivos de la cadena hotelera en aquel momento era seguir expandiéndose. “Queremos evolucionar y en la medida que yo pueda ayudar en esa evolución por las ideas que he adquirido sobre cómo funcionan las empresas lo haré”. Y así lo ha hecho.
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