Mientras todo se conjura para que resulte la presente temporada como la más importante que tuvo jamás este país que todavía llamamos España, se hace necesario un cierto sentido crítico para tratar de apuntalar esas posibilidades de futuro.
En efecto. Los macro resultados que ya tenemos encima de la mesa podrían ser letales si no realiza una lectura correcta de los mismos. Porque definitivamente, queridos amigos, aquí nada está ganado de antemano y mucho menos para siempre.
Habrá que convenir y convenimos que cuando en una familia coge cuerpo el germen de la desunión se puede afirma casi con precisión matemática que su destrucción es mera cuestión de tiempo. Es aplicable también a esa gran familia de intereses que es el Sector turístico español.
LA COMPETENCIA DE LA LÓGICA
Con ello no pretendo escribir que lo ideal es darnos ósculos en la boca y hacernos carantoñas cotidianas en las mejillas. La competencia desgarrada y en ocasiones brutal tiene que continuar existiendo porque al final los resultados serán más plausibles.
Pero junto a ello tendremos también que convenir que deben existir presupuestos básicos en los que no caben juegos cainitas porque se corre el riesgo de que todo el basamento salte por los aires. De ahí que las distintas asociaciones o “lobbys” que nacen y se reproducen en el Sector tengan que tener, al menos, un mínimo de coherencia y lógica de permanencia.
Ello sólo es posible si dichas organizaciones –sean grandes, medianas o pequeñas-- representan de verdad a los actores. Si por el contrario lo que persiguen es el ensalzamiento de uno o algunos estaremos cociendo una torta como el sombrero de un picador.
La división del Sector –en ocasiones de forma irreconciliable-- por mor de los argumentos “ad hominem” resulta letal para los intereses generales del mismo.
LOS VALORES
La defensa de los valores debe ser a mi modesto entender la argamasa que nutra el futuro de todos. El valor de la autenticidad, por un lado, y la calidad por otro. Al final todo ello deriva en el profesionalismo tan alejado como enemigo de la chapuza y la auto desconsideración.
Ello va desde la azafata que atiende un vuelo turístico “charter” al camarero de un restaurante que debe consideración al cliente que paga y al que habría que hacer repetir. Los pequeños matices en la industria turística no tiene o no debería tener letra pequeña. Porque precisamente está hecha de detalles que son al fin y a la postre nos que generan valor añadido o la debacle total.
Antes esos detalles podrían pasar desapercibidos y no tenían mayor recorrido que la satisfacción o desagrado del cliente y de su familia. Ahora no. Esa letra pequeña queda luego impresa por mor de las nuevas tecnologías y con vistas al público que suele atender antes de escoger un servicio a las experiencias de anteriores usuarios.
También en esto debe haber y exigirse un mínimo “fair play” al menos relativo y de alguna consideración. Utilizar los “inputs” negativos que obtiene el contrario de manera torticero sólo conduce a una espiral letal como ese proceder tiene una autovía de doble y recíproca circulación.
De modo y manera, que nos adentramos en un gran lago idílico por la cuantía del negocio pero justo al lado hay otro intercomunicado repleto de escualos.
Saber conjugar con certeza los intereses colectivos y el recomendable estilo ético es la fórmula humana más inteligente y, sobre todo, perdurable.
Vuelvo a insistir: para ello se necesitan líderes que asuman el riesgo de marcar el camino aún so pena de equivocarse.
¿Quién da el primer paso?
OPORTUNO COMENTARIO CÓMO TODOS LOS DEL SR. PALOMO
Lo he leído de cabo a rabo... Y no me ha aportado absolutamente nada. Vaya "tocho", lleno de vaciedades, topicazos y lugares comunes. Nada concreto, nada nuevo. Hacia tiempo que no leia nada tan indigesto. Podía haber copiado un párrafo del refranero popular y sería mucho más ameno. "Quien mal anda mal acaba", "familia unida nunca será vencida", "a quien madruga dios le ayuda", etc. Vaya pestiño, Sr. Palomo...