Corría el mes de febrero de 1998 cuando Xabier de Irala, presidente de Iberia, y Juan José Hidalgo, presidente de Air Europa, dieron a conocer el acuerdo de cooperación entre ambas empresas, con el objetivo de evitar que entraran otros operadores extranjeros en los vuelos domésticos.
Con este acuerdo Iberia conseguía aviones, slots y tripulaciones reduciendo, al mismo tiempo, sus costes operativos. Por su parte, Air Europa aliviaba su gasto en flota gracias al alquiler de parte de sus aviones, que le supondrían unos ingresos anuales medios superiores a los diez millones de pesetas.
Además, la integración de 11 aviones de Air Europa, con sus respectivas tripulaciones, en la red de Iberia le permitía a ésta última cancelar los contratos de alquiler que mantenía con la compañía BCM y Air Atlanda.
La fórmula jurídica que se quería adoptar era en forma de franquicia, muy similar a la que mantenía el grupo Iberia con su filial Air Nostrum.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo