Corría el mes de marzo de 1994 cuando Manuel López ponía en marcha Intermundial. Lo hacía unas semanas después de haber abandonado la dirección comercial de la Compañía Europea de Seguros en la que había trabajado los últimos años.
“Tenía una serie de inquietudes que no podía satisfacer en Europea; por un lado de carácter empresarial: ahora voy a participar de la sociedad; y por otro, como profesional: tocaré todos los segmentos del negocio. Un extenso abanico que antes tenía que dejar al margen”, explicaba López sobre su nueva andadura profesional.
Intermundial nacía como la primera aseguradora que se especializaba en el sector turístico, abarcando todas las posibilidades del negocio. “Queremos cubrir desde las responsabilidades de los altos directivos hasta el trabajo del último ordenanza sin olvidar el riesgo empresarial”, apuntaba su fundador.
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