La escandalosa relación del turismo español y el ‘Big Data’

Todo son albricias y autosatisfacción: los récords han ido cayendo minuto a minuto, hora a hora, día a día, mes a mes. Incluso los turistas se dejan ya más dinero, dicen, que antaño, y los días de vino y rosas parecen no tener fin.

No hay que olvidar nunca Egipto. Y Turquía. Porque los ciclos tienen su principio y ocaso como todo en la vida. Ya asoma el hocico la amenaza británica que gracias a unos políticos estúpidos han hecho saltar Europa, por un lado, y volver a la antigua Britannia de dos siglos atrás, ellos que han sido el ave de rapiña por el vasto mundo. Ahora quieren mirarse el ombligo en una operación suicida y letal.

Elementos exógenos al margen una de las cosas que más sorprende cuando se bucea en la realidad turística española es que de alguna forma todavía se está en la era de la visera y el manguito. No es que haya dado mal resultado, no, ni que aquello y lo que hay no merezca un respeto de los grandes. Esos emprendedores de antaño se merecen un monumento porque la mayor parte de ellos procedía del surco puro y duro; se toparon con un devenir de bruces y supieron levantar el 11 por ciento del PIB. También comprendo el esfuerzo que se está haciendo en muchos casos por integrar las nuevas tecnologías tanto en los circuitos comerciales como en la gestión interior de cada una de sus empresas.

Pero yo estoy hablando hoy y aquí de otras cosas.

INTELIGENCIA DE MERCADO

Yo estoy tratando de pergeñar en este esfuerzo digital que es PREFERENTE.COM lo que ya es una idea y una realidad en el mundo libre y desarrollado, y también en las grandes corporaciones nacionales que han querido y sabido internacionalizar sus negocios.

Estoy hablando de INTELIGENCIA DE MERCADO, que nada tiene que ver con las típicas e incluso tópicas encuestas al uso que se realizan entre los clientes que tienen a bien contestar a cuestionarios que dicen algo, o pueden decirlo, pero en realidad no sirven a ciencia cabal para tomar decisiones. Hoy, lo que se lleva, a la hora de la toma de decisiones es la INFORMACION ESTADÍSTICA a gran escala, que no es otra cosa que el famoso y repetido ‘Big Data’. Datos fríos y  precisos sin condimentos emocionales que permitan sacar conclusiones a la hora de invertir, desinvertir, innovar, ampliar o redimensionar los negocios. Esto en el Sector está “in albis”, repito, porque no se trata de una encuesta de satisfacción, o de una orgía de emociones producidas en ocasiones y circunstancias muy concretas. 

Escribo esta columna casi al costado de conocer precisamente un proyecto de este tipo para el Turismo español que necesitaría de apoyo institucional y privado. Tampoco se trata de algo nuevo en los más avanzados de los sectores empresariales mundiales. Porque se lleva tiempo aplicando el método de ‘Inteligencia 2.0’ someramente descrito aquí en el mundo financiero, energético y el resto de los sectores claves de la economía productiva. Incluso en el mundo de los deportes como lo demuestra semana tras semana la ‘Premier League’.

Lo que es sorprendente es que en una actividad que da empleo directa e indirectamente a dos millones de personas y genera el 11 por ciento del Producto Interior Bruto, con grupos empresariales de primer orden mundial, todavía nadie se haya aplicado a tener en sus manos una herramienta de cálculo a gran escala que hoy se me antoja absolutamente imprescindible.

El Turismo, mis queridos amigos, es, en efecto, emoción. ¡Claro! Pero la industria que lo hace posible es también, y fundamentalmente de cara al futuro, cifras y datos sobre esa condición humana que produce emociones. Quizá las más fuertes de todo un año en curso. Estoy dispuesto, incluso, a facilitar las referencias de los que pudieran o pudiesen ayudar en el asunto que nos congrega.

Definitivamente, amigos, o cogemos al siglo XXI por el cogote o el siglo XXI nos manda directamente al averno.