Probablemente nadie en el mundo espera noticias positivas más desesperadamente que Stefan Pichler, el máximo ejecutivo de Air Berlin, que acaba de deshacerse de parte de su flota, como resultado de su enésima redefinición. Como las noticias positivas no llegan, se persuade de que las cosas van bien sin que ello esté demostrado. El pasado lunes, Pichler declaró a la prensa que "estamos dando un paso decisivo hacia nuestra nueva estrategia. Esta transacción –de venta de la participación en Niki a Etihad, la compañía matriz de Air Berlin, por la que recuperará algo de cash– simplifica nuestro negocio, reduce nuestra exposición a destinos estacionales y mejora nuestra posición financiera. Paso a paso, estamos transformando Air Berlin en un operador de red especializada en el tráfico nacional y europea para alimentar nuestros dos hubs de largo radio en Berlín y Düsseldorf".
En realidad, hace ya una década que los mensajes que llegan de Air Berlin son similares: estamos iniciando una nueva época que nos va a consolidar; estamos a punto de madurar un modelo de éxito; ahora sí que estamos redefiniendo nuestro producto, etcétera. Francamente, tras tanto tiempo intentando encontrar un modelo, va siendo hora de que Air Berlin se defina en una forma viable financieramente.
Aparentemente, el nuevo modelo consiste en una aerolínea de vuelos internacionales, con destino a Estados Unidos fundamentalmente, con dos hubs, uno en Berlín y otro en Düsseldorf, hacia donde tendrá una red de vuelos nacionales y europeos para canalizar el tráfico. Ahora sólo falta que esta modelo sí funcione comercialmente, ya que fracasó en su intento de operar aviones dentro de Alemania y Europa.
Hasta que llegue Norwegian y haga rutas a EEUU a precios low cost. Volverán a redefinir su estrategia. El día que quiebre, no nos lo creeremos
Llevan años redefiniendose. Para mí un fallo de redefinición fue abandonar la filosofía de costes reducidos. Subieron los billetes y no pudieron competir en el mercado
Ahora. Según tengo entendido el gobierno alemán reconoció no dejaría caer a su segunda compañía aérea.
El español por contra rescata autopistas