Mitsubishi, el grupo japonés, probablemente anuncie un quinto retraso en la fabricación de su primer avión CRJ. Se suma a los problemas que han puesto en peligro la supervivencia de Bombardier y al caos en la producción del nuevo Sukhoi ruso.
Nadie había pensado que competir con Airbus y Boeing iba a ser fácil, pero tampoco nadie había pensado que esta iba a ser una aventura casi imposible. Prácticamente todos los competidores potenciales de los dos grandes consorcios de la aviación se enfrentan a retrasos importantes en la producción de sus modelos competidores, pese a que son aviones medianos o pequeños.
El último del que la prensa (sobre todo la americana) apunta a que puede llevar a tener su quinto retraso consecutivo es el MRJ Regional Jet de la japonesa Mitsubishi. Un conglomerado que dispone de la tecnología más avanzada se enfrenta a más y más problemas en el modelo más importante que ha lanzado hasta ahora.
Pero al mismo tiempo sabemos que los aviones Sukhoi, que eran la gran apuesta de la renacida Rusia para volver a entrar en el mercado de la producción de aviones, han tenido que ser paralizados en su operativa al encontrarse un fallo en una de sus piezas. La orden de paralización, que ya se ha levantado, afectó frontalmente en fechas clave a la operadora mexicana Interjet, que dispone de 22 de estos aparatos.
Quien sí está teniendo éxito, pero con tres años de retraso sobre su plan inicial, y tras haber dejado la empresa en la ruina económica, es Bombardier. Swiss ya vuela a entera satisfacción varios de sus aviones, mientras que está a punto para ser entregado a Baltic un nuevo ejemplar. Las críticas y comentarios son altamente elogiosos, lo cual aún no suponen ingresos en las arcas de Bombardier, pero al menos prometen.
MRJ Regional. Shunichi Miyanaga, el presidente de Mitsubishi, admitió ante la prensa de su país que están estudiando detalladamente los planes de entrega del avión, sugiriendo que durante el presente mes de enero podría confirmar un nuevo –el quinto– retraso. Oficialmente, se espera que a mediados de 2018 se comience la entrega de este avión, una vez se hayan concluido las pruebas y los tests. El primer cliente es All Nippon Airways (ANA), quien no ha hecho comentarios sobre este probable retraso.
En estos momento hay tres aviones fabricados, para participar en pruebas que tendrán lugar en Moses Lake, estado de Washington, noroeste de Estados Unidos. La compañía japonesa tiene un centro de ingeniería aeronáutica en Seattle, la capital de este estado, de donde es la Boeing.
Los japoneses insisten en que su avión será el mejor de su segmento (95 asientos), en competencia con los Airbus 319 y 318, con los B717, con el Bombardier CS100 y CS300, con los Embraer brasileños y los Sukhoi Superjet rusos –todos ya en el mercado– y con los futuros aviones chinos (su prototipo fue presentado, pero aún no ha volado), que está aún en desarrollo.
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