Tailandia declara la guerra a un nuevo modo de turismo low cost, inventado en China: es el turismo “zero dollar”. El modelo chino, que Tailandia rechaza frontalmente, consiste en no pagar absolutamente al touroperador más que el precio básico, pero hacer frente a los gastos uno a uno ante cada ventanilla de los proveedores, a medida que van pasando los días en el destino. El tour operador acepta el modelo porque cobra comisiones de los restaurantes y atracciones a las que lleva a los viajeros que, sin embargo, se sienten más cómodos de esta forma. Las autoridades tailandesas han lanzado a la policía contra estas prácticas que, indican, dañan gravemente la imagen del país.
Como se imaginan, por razones geográficas, Tailandia tiene una gran dependencia en el turismo chino, que ya supone –o suponía– uno de cada tres visitantes. El año pasado algo más de ocho millones y medio de chinos habían visitado el país. Pero una parte de ellos vienen en lo que se llama “zero-dollar tours”, viajes low cost.
Tailandia considera que este tipo de viajes hace daño a su imagen turística por muchas razones. Por un lado, porque capta turistas de pocos recursos pero, además, porque una vez en Tailandia los proveedores de los servicios suelen someter a estos viajeros a verdaderas emboscadas para sacarles dinero. Eso ha llevado a que, prohibido este tipo de viajes, el turismo ha caído en un 30 por ciento en noviembre, afectando toda la estructura del país. Se espera un repunte ahora, siempre en niveles por debajo del año pasado.
El asunto es especialmente delicado porque el número de viajeros previsto para los días que van del 28 de enero al 2 de febrero, festivo del Año Nuevo lunar, iba a ser elevado. Sin embargo, el Gobierno y parte de los empresarios de Tailandia están convencidos de que han de acabar con este modelo porque no aporta nada a su economía.
La ganancia del tour operador tiene lugar cuando los viajeros son puestos ante un restaurante aislado en una carretera y obligados a pagar el precio que pide el restaurante, del que el mayorista cobra una comisión.
El Gobierno chino, por su parte, también ha declarado la guerra a esta práctica, y ha aprobado una norma por la que será obligado pagar una parte del coste del viaje en la propia China, antes de partir.
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