Canarias acuerda facilitar que se edifiquen nuevos hoteles  

Este año, el turismo en Canarias ha batido récords. Se han recuperado e incluso superado las cifras de principios de este siglo que habían sido espectaculares. Además, los precios a los que se han vendido las plazas han sido los más altos, en un lógico juego entre oferta y demanda. Por lo tanto, hay excedentes y eso dispara la presión para construir más hoteles. Canarias tiene mucho territorio aún disponible y, al mismo tiempo, tiene necesidades laborales porque el paro, como en muchos otros lugares de España, está por encima del veinte por ciento. Es decir que hay muchos argumentos para que se pueda volver a producir un relanzamiento de la inversión, de la construcción y, consecuentemente, de la inversión. Un ecologista diría que se prepara otra agresión sobre el medio ambiente.

Pero la burocracia es perfectamente capaz de bloquearlo todo. Un hotel que acaba de obtener todos los permisos para ponerse en marcha en Guía de Isora ha estado algo más de nueve años en los despachos, esperando la luz verde. Su alcalde –socialista– ponía el grito en el cielo porque así no es posible avanzar. Hay muchos más proyectos que van de mesa en mesa, esperando las incontables aprobaciones que son necesarias y de las que los más escépticos dudan que sean capaces realmente de discriminar los proyectos malos de los buenos.

Por esto, en parte, el Gobierno canario ha relanzado la idea de poner en marcha una ‘ventanilla única’ para la tramitación de proyectos hoteleros. ¿Es necesario? Sí, claro, con la situación desastrosa que se genera en la tramitación de los papeles, una ventanilla única ayudaría. Aunque, lógicamente, el problema sigue siendo que los trámites son farragosos y confusos.

Como en España no damos abasto para las sorpresas, el Gobierno canario se reunió con los siete cabildos –las autoridades de cada una de las islas– para poner en marcha esta ‘ventanilla única’. ¿Cuál es la sorpresa? Pues que se reunieron en Madrid, aprovechando Fitur. Ya es extraño. Pero allí, en la capital, acordaron poner en marcha esta ventanilla, que permitirá acelerar los trámites. No ha habido explicaciones de cómo es posible que un proyecto tarde nueve años en procesar sus papeles, pero ustedes ya se lo imaginan: hay tantos planes, tantas autoridades, tantos informes vinculantes y de los otros, que al final esto no avanza.

Esto era lo que Canarias parece que pretendía ordenar a través de su Ley del Suelo, que iba a ser tramitada cuando el Gobierno se rompió y Coalición Canaria quedó en minoría. Esa ley debía de simplificar los procedimientos y, sobre todo, anular normas que se solapan, complican y dificultan los procedimientos. Ahora, sin embargo, esta ley puede quedar en nada porque un gobierno en minoría no lo tendrá fácil.

Aunque, conociendo como conocemos como funcionan nuestras administraciones, siempre nos queda la duda de si seremos capaces de garantizar la protección ambiental ante la presión del dinero por edificar. Y también queda la duda de si, en medio de la maraña de la administración, son los empresarios y no los ciudadanos de a pie quienes más urgentemente necesitan de la creación de mecanismos que les protejan de la burocracia.