Primero fue Estados Unidos. Después Francia. Después Italia. Y ahora también en España se puede ver claramente que las agencias de viajes vuelven a crecer. Para la patronal, se ha salido del túnel. Es una noticia esperada por un sector que parecía amenazado de muerte por las nuevas tecnologías, por los nuevos modos de comercialización, por el deseo de las aerolíneas de suprimir intermediarios y por la insensibilidad de los poderes públicos a los que tanto les da una cosa como la otra. Y, sobre todo, por la crisis que azotó el mundo desarrollado tras las crisis de Lehman Brothers y que, en España, con componentes propios, provocó un verdadero desastre económico.
En Estados Unidos, tras años de caída en el negocio de las agencias, en 2016 ha habido un repunte inconfundible. En Francia e Italia igual. Y ahora la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) reconoce que en 2016 el sector aumentó un 2 por ciento su número de oficinas, al tiempo que recupera 6.500 empleos. Impensable hace tres o cuatro años. Es el momento de pasar la página del pesimismo en el sector.
Con el cambio de tendencia económica, también viene un cambio de formas de trabajar: ahora las agencias son más especializadas que antes y están enfocadas al turismo experiencial, según dice el presidente de la patronal, Rafael Gallego. En todo caso, la agencia de viajes a la que el cliente iba a comprar un billete Madrid Barcelona ya no existe. Porque ese cliente ha quedado como un recuerdo. Y ese producto ya no aporta nada.
Según la patronal del sector, los clientes vuelven a gastar como antes de la crisis, con compras anticipadas de vacaciones y con la elección de hoteles de categorías superiores. Igualmente, indica la patronal, aumentan las duraciones de los viajes, ahora de entre 8 y 10 días y los viajes de media distancia, que fueron los más perjudicados por la crisis.
Por ejemplo, la patronal indica que ha habido aumento de los viajes vendidos en casi todos los periodos. Por ejemplo, en la Semana Santa se vendieron un 10 por ciento más viajes; en el verano, un 8 por ciento más; para el puente de Todos los Santos, un 7 por ciento; para la Inmaculada, un 15 por ciento.
La CEAV no ha profundizado en cómo está cambiando el perfil del agente de viajes, pero en estudios llevados a cabo en el extranjero, los viajeros empiezan a entender que no se trata sólo de pagar al agente de viajes, sino que su asesoramiento, especialmente en viajes complejos, en destinos lejanos, puede llevar a ahorros significativos. Por ello, el agente de viajes que exige la clientela tiene que ser capaz de aportar valor añadido, de entender los productos, de ser un asesor cualificado. El agente de viajes no experto pierde sentido.
El cliente de las agencias, por su parte, también sobre estudios de otros países, está cambiando. Los americanos, muy proclives a utilizar siglas, califican ese cliente como “Henry”, que significa en inglés “high earnears not rich yet” (que ganan mucho dinero pero que aún no son ricos), o lo que en España llamaríamos clases medias altas.
por los americanos Henry, aqui envez Selly (sin empleo llorar ya)