El sindicato de controladores aéreos SPICA califica de “mafiosas” las presiones de la Fiscalía y las acusaciones particulares conducentes a que sus afiliados, acusados de haber paralizado el país con la huelga de diciembre de 2010, acepten un acuerdo de responsabilidad en los hechos ocurridos. El sindicato emite una dura nota contra la Fiscalía, defendiendo que sus afiliados imputados no tienen la responsabilidad en esta situación, pese a que la Fiscalía y los jueces ven indicios de delito.
El sindicato SPICA es minoritario en el sector, donde Usca tiene la mayoría, pero sin embargo proporcionalmente tiene más imputados que Usca.
Spica, según una nota difundida por el portal Aviación Digital, firmar el acuerdo propuesto por la Fiscalía significaría que los imputados se declararían culpables y deberían pagar las indemnizaciones.
“En cualquier negociación –doce el sindicato– ambas partes tienen que ceder, pero como viene siendo habitual para los controladores aéreos españoles desde 2010, este acuerdo una vez más es una imposición unilateral en la que el colectivo queda absolutamente aplastado. El acuerdo propone una declaración de culpabilidad exclusiva y unilateral de los controladores aéreos, además de pagar una cantidad de dinero muy superior a la establecida por la normativa europea para cancelaciones de vuelos.”
La nota añade que los controladores son inocentes y se opone frontalmente a una declaración de culpabilidad.
Y son lo que se permiten señalar con el dedo a los demás partidos y gobiernos.¿Y Sánchez?¡calladito en su escaño, soñando con el futuro!
Para el recuerdo, unos trabajadores("ricos" en idioma Pepiño) que tenían un convenio colectivo y a los que se le obligó a realizar más jornada laboral que la fijada en su convenio y que avisaron meses antes que se iban a excecer.
¿El resto? Pinchazos telefónicos ilegales, provocar el conflicto en el puente de la inmaculada para que no pudiera suceder en Navidades, trabajadores obligados a ir a su puesto de trabajo detenidos por la guardia civil. Al más puro estilo soviético.
Y en todo ello, ministros socialistas intentando vestir ese santo azuzando los peores instintos de la envidia y el resentimiento de la masa contra unos trabajadores, bien pagados, pero trabajadores al fin y al cabo.