Silencio absoluto, hasta el momento, de los máximos responsables de los tres principales lobbys turísticos del país que aún a pesar de ser unos de los más afectados por los ataques y amenazas de los grupos radicales como Arran o Sortu -amparados por la CUP- no valoran públicamente los lamentables hechos de estos días (Unos encapuchados independentistas aterrorizan un bus turístico en Barcelona) (Más turismofobia independentista: ahora pinchan ruedas de bicis) (Arran extiende sus ataques turismofóbicos hasta Palma de Mallorca) (Los radicales vascos se unen a los catalanes para seguir atacando al turismo).
Exceltur, la CEOE y la Mesa del Turismo callan a pesar de que hasta una portavoz de Arran haya anunciado que ya tienen previsto llevar a cabo más actos vandálicos en los próximos días. En este sentido, cabe destacar que uno de los vídeos editados por dicha organización iba acompañado por el siguiente texto: “Paremos el turismo masivo que destruye Mallorca, que condena a la clase trabajadora de los Países Catalanes a la miseria”.
Mientras, desde el Ayuntamiento de Barcelona guardan una especial tibieza en sus declaraciones. Tan solo advierten de que “debemos ser prudentes” porque “alagar la polémica puede hacer más daño” a la imagen turística. Esto, pese a que hasta siete hoteles de Barcelona ya han sido atacados por grupos que alardean de ser independentistas y de querer controlar a su modo la llegada de turistas.
Hasta el presidente Rajoy ha tenido que intervenir para intentar atajar una situación que debe paralizarse desde ya mismo (Rajoy irrumpe contra la turismofobia y acusa a Arran de “pequeñez mental”) dejando en evidencia que los atacantes no son más que un grupo de “cortos de mira”. La plana política se pronuncia pero algunos de los principales afectados del sector turístico callan. Toda una paradoja.
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