Esconder la cabeza bajo el ala: de inquietud e incertidumbres

Obras son amores y no buenas razones. El hecho cierto y objetivo es que Michael OLeary´, el avispado halcón irlandés ha decidido bajar el precio de sus billetes un 7 por ciento en los vuelos que van a Barcelona. Estas son cosas de comer no parole/parole/parole de políticos pesebristas que sólo se juegan su trabajo.

El atentado yihadista de Barcelona con toda la podredumbre interna y externa, su repercusión mediática global y las incógnitas realmente alarmantes que subsisten detrás de actuaciones incomprensibles (para cualquier sentido mínimamente informado y crítico) pasará factura a una ciudad tan conocida mundialmente a partir del 92 como la que más. En ese sentido se puede decir y afirmo que a los “turismofóbicos” esa banda asesina de jovenzuelos radicalizados por un imán -¿nadie pedirá responsabilidades sean políticos, abogados políticos, jueces, fiscales o policías que permitieron que saliera de la cárcel?- les han hecho un buen trabajo. Ya sé que no han sido los de la CUP, ni los Arran los que han entrado a saco en las ramblas. No trate alguno de sacar de mentira verdad ni poner intenciones donde no las hay. Simplemente constato un hecho cierto: el turismo en Barcelona caerá, al menos, a corto plazo hasta que la sociedad líquida olvide lo ocurrido.

Si Ryanair baja a toda prisa el precio de los billetes aéreos que pasan por la Ciudad Condal será por algo, digo yo. Habrá visto las orejas a la ausencia. Y se pongan como quieran los que veneran la turismofobia Barcelona, como Cataluña, como España entera necesita esos visitantes. Por de pronto, los mismos expertos subrayan que sin ese acontecimiento trágico España podría haber optado a liderar (en número de visitantes no el capítulo de ingresos) el ránking mundial de forma coyuntural.

¿Se imaginan ustedes que la barbarie se vuelve a apoderar de las calles de Barcelona o de algún otro lugar turístico de Cataluña? ¿Se imaginan que la Costa del Sol ve aparecer a asesinos en masa? ¡Ojo! ¡Mucho cuidado!

MAS INCERTIDUMBRES

No es la única incertidumbre que alumbra al día de hoy el futuro boyante que nos ocupa. Se hacen necesario reformas profundas en el sector, sin duda, pero la base continúa siendo sol, playa, precios asequibles, infraestructuras y gastronomía. Nuevos mercados que también cuentan con algunos de esos ingredientes amenazan las vacas gordas.

El Brexit es un factor señalado y de capital importancia, sobre todo, en las zonas del Mediterráneo. Tampoco es el único. En la aldea global en el que se ha convertido el mundo el propio debate abierto internamente en España alcanza categoría universal. Si el jefazo de TUI dice lo que dijo –se trata de un poder fáctico que trae millones de visitantes- y si se vuelven a producir actuaciones anti-turísticas el asunto adquirirá mayores proporciones y realmente alarmantes. Escribe esto un ciudadano que no tiene ni apartamentos turísticos, ni hoteles, ni agencia de receptivo. Simplemente es un español que ama su país y que desea lo mejor para el vecino porque de una forma u otra también me repercute.

Insisto: reformar lo que haya que cambiar y mantener lo mejor que nos ha hecho deseables para casi 80 millones de seres humanos que desean pasar lo mejor del año en libertad, seguridad y alegría. Punto. Y al que no le importa que haya empresarios que cumpliendo la ley se hagan ricos. Al contrario, los aplaude.

Parece claro que el número de visitas se tiene que acoplar con los ingresos, esto es, con el dinero que dejan en las cajas. Calidad, por tanto, y subida de precios. En la entrega anterior les hablaba de la ciudad de Nueva York que ya no podría siquiera subsistir sin el turismo; y está abigarrada.

Los atentados del 11-S buscaban, entre otras cosas, colapsar económicamente a la capital del mundo. El entonces alcalde Juliani reaccionó con prontitud y determinación y en poco tiempo la zona 0 se convirtió en lugar de peregrinaje mundial.

Me gustaría que la alcaldesa de Barcelona y los responsables autonómicos y nacionales reaccionaran de manera similar. Sinceramente, tengo mis dudas de que ello vaya a suceder. Es más, ya lo estamos viendo y comprobando.