Todos hemos visto cómo los hoteleros españoles, con la excepción de Riu, prefieren concentrar sus esfuerzos en la gestión de los hoteles, que no en la propiedad de los ladrillos de los edificios. Contra esta política, había en el mundo un gran ejemplo que se mantenía impertérrito conservando la propiedad de prácticamente todos los hoteles: la francesa Accor. Hasta este martes cuando el grupo vendió el 55 por ciento de Accorinvest, la filial que tenía la propiedad de muchos de sus bienes. El comprador es un grupo de inversores institucionales que pagaron 4.400 millones de euros.
Entre los compradores de ese porcentaje de los edificios de Accor (que incluye las marcas Novotel, Sofitel, Ibis, Mercure, Etap y algunas más) están indirectamente los gobiernos de Arabia Saudí y de Singapur, así como una filial del banco francés Credit Agricole y algunas aseguradoras.
Accor había mantenido hasta ahora la propiedad de la casi totalidad de sus 4.400 hoteles. En una nota, como ocurre en todos los casos, la cadena explicó que con ese dinero, además de conservar el 45 por ciento de la propiedad de los hoteles que estaban incluidos en el paquete –que no eran todos– podrá disponer de dinero fresco para acelerar el crecimiento y competir con Airbnb y las OTA, que son los enemigos más importantes a los que se enfrenta. (Observen que la propia compañía no habla de rivales en su área, sino en la intermediación).
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo