La historia de Mairéad Sweeney, analista financiera de 24 años, es el ejemplo de la vorágine en la que han entrado las compañías aéreas con sus cancelaciones y cambios de última hora. La joven había reservado vuelos desde Glasgow hasta Lisboa como regalo sorpresa para su novio, pero Ryanair decidió cancelar los trayectos, que habían costado 258 libras en enero.
Ryanair ofreció una alternativa, que consistiría en cambiar los billetes para el mismo trayecto, pero con una modificación muy significativa: el avión de vuelta despegaba 25 minutos después de aterrizar en Lisboa.
Según explica la joven a 'The Sun', cuando recibió el email pensaba que "era una broma" y le hizo leerlo a un compañero de trabajo cuando ambos comprobaron que todo era cierto al leer la página web de Ryanair, que ya sólo hacía esa ruta los domingos. "Ni siquiera puedes desembarcar del avión en ese tiempo", comenta indignada. La joven lamenta las dificultades para poder conectar con la compañía, que ni por teléfono ni por mail contesta las reclamaciones de los pasajeros.
La versión de Ryanair es la siguiente: "Debido a razones comerciales, desde septiembre de 2018 esta ruta desde Glasgow a Lisboa se ha reducido de 2 servicios semanales a 1 a la semana. Este cliente fue automáticamente reubicado en el siguiente vuelo disponible de esta ruta (que era en domingo) y se le informó por correo electrónico de que esta ruta había sufrido una reducción de las frecuencias de vuelos, así como de sus opciones para aceptar el cambio de vuelo: solicitar un reembolso completo o una reubicación gratuita en otra fecha o ruta alternativa. Este cliente ha solicitado un reembolso completo de sus vuelos, y este mismo ya está siendo procesado".
El argumento de esta mujer falla, está claro que no hace falta que desembarque porque el mismo avión será el que opere el vuelo de vuelta. Por tanto, chapó Ryanair que encima le buscar solución al problema...