Oliver entra coja

Informa “Preferente.com” que el pasado miércoles la toma de posesión de la nueva secretaria de Estado para el Turismo, la dama balear que siempre vivió de la política, se convirtió en un desierto de representación donde sólo aparecieron sus conmilitones del PSIB en ausencia total de los auténticos protagonistas del sector. ¿Qué raro, no? Es la primera vez en muchos lustros en que la toma de posesión del máximo ejecutivo turístico nacional no refleja la realidad fáctica de España (Vacío empresarial a la toma de posesión de la secretaria de Estado de Turismo).

No es un buen comienzo. Sobre todo porque indica que la tal Isabel Oliver puede usar uno de los sillones más importantes de la Administración del Estado para hacer, dicen los periodistas mallorquines, lo mismo que hizo anteriormente en los cargos autonómicos y locales en los que tuvo responsabilidad: venganzas, sectarismos e incompetencia. No conozco a la señora en cuestión. Me limito a comentar “hechos” fehacientes.

Desde la restauración democrática no se había visto cosa igual en la capital del Reino. He investigado un poco acerca de los antecedentes profesionales de la señora Oliver y entonces me ha topado con alguna realidad que, como todo en esta vida, puede ser interpretado.

Viene precedida de la polémica, la confrontación y la incapacidad para negociar. Dicen en Mallorca que se trata de una mujer, política profesional, es decir que toda su vida ha vivido de la “política”, a la que gusta el “ordeno y mando” para el de abajo y la genuflexión para el de arriba.

Fuentes muy seguras del complejo de la Moncloa señalan que el presidente Pedro Sánchez aceptó sin más la petición de Francina Armengol de colocar a su amiga y defensora dentro del PSOE balear al frente de la Secretaria de Estado, una de las más decisivas e importantes desde el punto de vista fáctico del organigrama estatal. Sánchez no tenía, ni tiene idea acerca de quién sea la señora Oliver. La ministra del ramo, tampoco. ¡Son cosas de partido!

“Enemiga visceral de la transparencia, no le recuerdo ni una sola declaración interesantes desde que hace veinte años Celestí Alomar le incorporara como secretaria general silente a la consellería de Turismo…” ha escrito Matías Vallés en “Diario de Mallorca”, periódico de Javier Moll que no se distingue precisamente por sus simpatías al Partido Popular…
Vallés dixit.

Algo raro debe conllevar la tal Bel cuando en su toma de posesión, que siempre es algo así como el inicio de un mundial de fútbol para el protagonista, con fanfarrias y sones “ad hoc”, cuando le dejaron más sola que a los de Tudela. Rápidamente tuve la respuesta. Su nombramiento ha caído como un iceberg entre los empresarios, profesionales y trabajadores que le conocen. Cuando abandonó el cargo autonómico en Baleares le dio tiempo a firmar un montón de multas contra los emprendedores que se habían opuesto a su “ecotasa”, entre ellos, Barceló, Meliá, Valentín o Piñero.
Supongo que no hará borrón y cuenta nueva. Los genes son los genes, incluso en turismo. 

FUTURO.
Sin embargo, las cosas pueden cambiar. Isabel Oliver no está ahora al mando de un paquebote autonómico. Está en el puente de derrota de un portaaviones del que dependen miles y miles de puestos de trabajo y el 13 por ciento del PIB de España. Tiene ahora la posibilidad de demostrar que es una mujer de Estado y no una simple correveidile de una organización socialista, aunque también se puede entender en este caso el viejo aserto de "no cortes la mano que te da de comer".

Le deseo acierto y buenas prácticas. Está en un negocio bastante simple. Baste con que no se la vea en exceso para tener el éxito garantizado.