Si los sobrecargos de los aviones son en realidad puros vendedores, ¿por qué Uber iba a dejar pasar la oportunidad de que el chófer se aproveche del cliente, que no tiene escapatoria, intentando venderle lo que la empresa le pida? No iba a ser cosa que pudiéramos estar unos minutos hablando del tiempo con el conductor. Hay que aprovecharlo todo.
Así, pues, Uber en Estados Unidos se ha asociado a una empresa, Cargo, que proporciona a los conductores una caja llena de productos que se han de vender a los clientes. Lo pueden hacer con una app o directamente. Los productos a la venta van desde patatillas y chocolatinas hasta cargadores de teléfonos móviles. En Los Ángeles y San Francisco ya se ha procedido al reparto de las mercancías, que se reponen a diario. En unos días se incorporará el servicio en Nueva York, Atlanta y Dallas.
A diferencia de los aviones, no habrá microondas para servir comidas calientes porque el conductor, además de vender, tiene la tarea de conducir el coche.
Jeff Cripe, el director de Cargo, la empresa encargada de este servicio en Uber, dijo a la prensa que no todos los conductores tendrán este servicio sino que sólo se les dará a los conductores que estén muy activos y que sean fiables. Aquellos que trabajan ocasionalmente, no tendrán, al menos por el momento, este servicio.
Según Uber y Cargo, el conductor puede llegar a ganar entre 1.500 y 3.000 dólares, algo menos en euros, anualmente, como resultado de esta actividad adicional. Los gestores consideran que no es una cantidad excesiva de dinero, pero sí suficiente para que muchos de ellos no se marchen con otras empresas competidoras.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo