La cadena hotelera de la Policía

Audrey Murray es una comedianta americana que vive en China. Su historia tiene que ver con el turismo porque Murray hizo un viaje a Turkmenistan (en la foto), del que cuenta lo más extraño en un artículo en la prensa americana.

Murray se quedó impresionada con un país absolutamente inusual. Dice que la imagen del dictador que rige los destinos del país está en cada esquina, incluso en el interior de los aviones. Que Ashgabat ha sido reconstruida toda de mármol, lo cual la convierte en algo mucho más chocante y raro que lujoso.

Su experiencia más sorprendente se genera en el hotel. Al llegar a su habitación, se encuentra que hay un empleado del hotel limpiando. Ella pensó que se había equivocado de número, pero el empleado le dijo que acababa de hacer su trabajo en el baño y se marchaba. Esto no es lo más sorprendente, sino que el empleado iba vestido con uniforme de policía. Audrey Murray, pese a su incredulidad, se durmió y a la mañana siguiente olvidó el incidente.

Al segundo día, se puso en contacto con un guía que hablaba inglés, el cual tenía que cumplir su misión de guiarla por la ciudad. Ella, de paso, le explicó que tenía un cierto temor, a lo que el guía le dijo que no tenía que preocuparse porque su hotel era seguro, al fin y al cabo era “un hotel dirigido por la Policía”.

“¿Qué?”, preguntó nuestra protagonista. El guía le dijo si no se había dado cuenta de que los empleados van con el uniforme de la Policía”. En ese momento, Murray empieza a comprender que, efectivamente, quien estaba en su habitación iba de policía y que los camareros no es que tengan un uniforme muy raro, es que es el uniforme de la Policía del país. Ella pensó que había estado un poco distraída para no atar los cabos y concluir que sí, ahí había demasiados uniformes.

El guía le dijo que mirara a la entrada del hotel donde hay un cartel que pone en inglés “Ministry of Internal Affairs Hotel”, lo cual podemos entender perfectamente en castellano.

En otras dictaduras, las fuerzas de seguridad controlan las visitas de los extranjeros, pero en Turkmenistan son más prácticos: directamente controlan el hotel y así pueden saber todo lo que ocurre en él.

Murray, lógicamente, investigó el asunto y supo que el ministerio de Asuntos Interiores había sido una agencia soviética que daba las visas a los residentes e incluso tenía a su cargo los servicios secretos. Cuando se produjo la disolución de la Unión Soviética, los espías salieron de este ministerio, pero la policía continuó con ellos.

La policía y sus bienes, como este y otros hoteles, con los que se financia en parte el ministerio, también es propietario de un negocio de catering (¿sabiendo qué comen los turistas, saben qué piensan?). El guía le contó que el ministerio es famoso por una receta para hacer la carne de cerdo y por producir la mejor salsa holandesa de la región (hay que recordar que la región no es conocida por la buena comida).

Hace cincuenta años que el ministerio del Interior dirige los hoteles, por lo que a todo el mundo en Turkmenistan le parece normal que existan policías camareros de piso, que laven la ropa o que hagan de electricistas para mantener el establecimiento.

No sabemos si el ministerio es el que concede las estrellas, pero seguro que en el Consejo de Ministros habrá obtenido muchas estrellas y tenedores.