Fontenla coge, pues, los mandos de la ota de Ovidio Andrés y este pasa a la reserva activa. O sea, uno (el gallego) ejerciendo de primer ejecutivo y otro (el maño) de dueño en la retaguardia. Como para no llamar la atención: el jubilado haciendo de joven y el joven de jubilado. Normal que más de uno se frotara los ojos cuando leyó este martes  la noticia en este digital. Dicen fuentes oficiales del Parc Bit (sede de Logi) que Ovidio Andrés quiere crecer a lo grande no solo en su parcela de referencia y que para eso necesita  a un primer espada. ¿Tanto aspira a crecer Logitravel como para contratar a un profesional que ocupó rango supremo en el segundo conglomerado turístico en facturación de Europa?
 
El empresario turístico mallorquín que tuvo a sus órdenes a Fontenla y Andrés no se lo creía cuando se enteró allende los mares (hoy en Cuba y hace unos días en México) del nombramiento del primero como brazo derecho del segundo. El ejecutivo estelar del turismo emisor de nuestro país (también mallorquín) que llegó a trabajar con ambos en dos etapas diferentes de su carrera profesional tampoco dio crédito del fichaje de Fontenla. O eso dicen que dijo. Aquí quien más quien menos está curado de espanto, pero la capacidad de sorpresa en el Sector parece no tener limites. ¿A qué aspira con Logitravel el ahora "chairman" Ovidio Andrés dándole todo el poder a un veterano venido de fuera?
 
Habrá que estar atentos, arcángeles, al pilotaje de este almirante que comandó la segunda flota del turismo europeo y que ahora pasa a ejercer de capitán de un barco cuyo calado no llega ni por asomo  al de portaaviones y que transita por aguas si no turbulentas si moviditas por una marejada económica europea y mundial  que ya empieza a estar por encima del lebeche. Además, este lobo de mar no es muy ducho ni en la especialidad del paquebote ni en la cultura marina de la tierra que lo vio nacer . La edad, eso sí, no es un impedimento, aunque genere reticencia en la marinería. Es un nombramiento raro, sí, pero no se atisba operación encubierta. Esperemos que no acabe como el almirante Cervera.