737 Max: las aerolíneas dudan que pueda volar antes de 2020

Los casi 400 aviones 737 Max que llevan varados desde el mes de marzo seguirán en el dique seco, al menos, durante todo 2019. Las aerolíneas afectadas ya trabajan con la hipótesis de no poder utilizarlos tampoco en Navidad, una de las épocas clave para el sector.

En el sector aún hay confianza en que la aeronave consiga certificarse a lo largo del último trimestre del año. Algunas informaciones señalan a octubre como mes en el que el 737 MAX realizaría los vuelos clave para volver a contar con el visto bueno por parte de las autoridades aéreas para volver a volar, publica El Español. Pero ni siquiera eso es seguro según el Wall Street Journal que se hace eco de severas desavenencias entre Boeing y la FAA. 

Aunque consiguiera el ansiado certificado en octubre, queda una larga e internacional travesía hasta que los Max puedan reanudar los vuelos. La primera prueba que debería pasar el avión es que el criterio de la FAA fuera compartido por el resto de autoridades aéreas mundiales. Algo que es probable que ocurra pero que, la gravedad de lo ocurrido puede hacer que tanto en Europa como en China puedan pedir pruebas adicionales.

Posteriormente las aerolíneas deben poner a punto estos aviones que llevan parados desde el mes de marzo y que requerirán trabajos en los motores del avión, circuitos eléctricos o ventilación. Además, las aerolíneas deben recibir e implementar las actualizaciones de software necesarias y posteriormente deben entrenar con los 737 Max. Unas pruebas que serán exhaustivas para despejar las dudas que ha suscitado el avión entre los profesionales y en los propios pasajeros que deberán volver a subirse a estos aviones.

Una parte esencial de la rehabilitación social y operativa de los 737 Max recaerá sobre los pilotos y las tripulaciones. Ellos se convertirán en suscriptores y garantes de la seguridad del avión. La enorme capacidad de presión de los pilotos será un factor clave a la hora de que los pasajeros vuelvan a montar en el avión sin reticencias, publica El Español.

La confianza en el avión solo se recobrará cuando todas las partes estén seguras de la fiabilidad del aparato que, en ningún caso, parece que pueda ser antes de Navidad. La demora llegaría entonces a los nueve meses y las pérdidas económicas de las aerolíneas seguirán engordando la factura que deberá abonar Boeing. Sobre todo en caso de Southwest, con 34 unidades del Max, American Airlines, con 24. Y en Europa, Norwegian, con 18 unidades, es el gran damnificado. Además, en su caso la crisis del Max se suma una delicada situación económica que agrava aún más los problemas operativos y la capacidad de reacción (Norwegian pide una prórroga a sus acreedores) (Norwegian: la crisis de los 737 Max compromete su viabilidad). 

Tui, con 15 aviones 737 Max en tierra, ha cifrado en 300 millones de euros las pérdidas que le ha supuesto no poder operar estos aviones y por los retrasos en los 8 nuevos Max que debía recibir. Unas pérdidas que seguirán creciendo, al menos, hasta después de Navidad (TUI: sus beneficios caen un 85% por culpa de los 737 Max).

Mientras Boeing trata de encontrar la salida a la crisis de los 737 Max, el valor de la compañía se devalúa en Bolsa y las previsibles indemnizaciones y responsabilidades judiciales no dejan de incrementarse a la vez que la reputación del gigante aeronáutico se deteriora. (Demandan a Boeing por los 737 Max por ocultar “información crítica”).