El talento lo es todo. Mucho más al día de hoy cuando el mundo camina aceleradamente a la puesta en marcha de la llamada “teoría de las élites”. Este post tiene su aquel en el ránking elaborado recientemente sobre Reputación Corporativa. Por segundo año consecutivo, el primer puesto ha recaído en Melia International por su capacidad para retener y descubrir el talento entre los nuevos ejecutivos que deciden dedicar su vida a una profesión tan extraordinaria como atractiva.
En realidad, la historia de éxito del turismo español durante casi siete décadas, es el propio camino señalado por el talento. No sólo en lo que se refiere a los empresarios “estrictu sensu”, aquellos, los visionarios emprendedores que descubrieron rápidamente que nuestro país era un lugar adecuado para desarrollar una extraordinaria industria. Consiguieron elevar la riqueza y el nivel de vida de España, equilibrar la caja de las divisas, crear miles de puestos de trabajo y ofrecer de la nación una imagen mucho mejor de la que había.
Ahora, el mundo es bien diferente. A todas las escalas y en todos los niveles. El negocio turístico se ha dado la vuelta como un calcetín a propósito de la implantación y desarrollo de las Nuevas Tecnologías. Es decir, que aquellos pioneros que en muchos casos carecían de formación intelectual suficiente tienen doble valor. Insisto, esto ya no puede ser. Los hijos y nietos de los primeros necesitan tener conocimientos y capacidad de aplicar por si mismos las nuevas tecnologías, dominar idiomas, aprender economía, interpretar las macro cifras, y estar al loro en cuanto a fichajes. Talento.
Los genios surgen escasamente. No estoy hablando de eso. Estoy pidiendo ejecutivos de todos los niveles con capacidad suficiente para avanzar y sostener las empresas. Con capacidad de innovación y riesgo para tomar decisiones en momentos tan volátiles como los actuales.
Hoy, las empresas turísticas dependen fundamentalmente de ello. Saber llenar ese formulario. Muchos empresarios –los más conocidos– me suelen decir que en ocasiones tienen problemas para fichar a jóvenes suficientemente preparados. Los hay a centenares. En unos lugares más que en otros, sin duda. No es lo mismo tener un director de hotel con visión global del negocio que otro que se limita a seguir el surco. No es lo mismo tener un figura que pueda ofrecer “data” al instante y saber quién y quiénes son su público objetivo y que pueda repetir que un manta al uso.
Incluso el cambio de modelo, el tan cacareado cambio de modelo tantos años pregonado y que nunca termina de sustanciarse, es una cuestión de talento. El talento es lo que está en boga por el mundo libre y en progreso. El talento aplicado al sector turístico español no es cuestión de vestir trajes de mil euros. Significa capacidad para aprender, deglutir el conocimiento y aplicarlo en cuestiones concretas.
En un sector donde las empresas se llevan robando ejecutivos y profesionales de todos los escalones de la cadena turística también en este aspecto el cambio ha sido brutal. La globalización viene a exigir “visión global” y técnicas sujetas al devenir de los tiempos.
Intuición es una parte del talento; pero no basta. Es algo más. Viene a ser algo así como los hombres del Renacimiento –ya ha bajado mucha agua bajo los puentes hispanos– que tenían una comprensión general sobre la vida misma.
SR. Palomo, si olvidó usted de Cataluña en este artículo, la jornada de reflexión es el sábado, venga un poco de campaña de esa que solo usted sabe
hacer.....
Prescindible.