Los españoles al frente de los ingleses

En el mundo de la empresa, en el negocio, no hay nacionalidades. En teoría. Una empresa seria, una sociedad que no mira el DNI de sus ejecutivos, debería poner al frente a los más capacitados, a los más competentes, da igual dónde hayan nacido. 

Esto es muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer porque todo tiene mucho simbolismo, porque todo esto de que no miramos la nacionalidad es pura palabrería por probar, por demostrar. Lufthansa, por ejemplo, ha puesto una dirección absolutamente alemana al frente de Brussels Airways, provocando fuertes tensiones interiores. En muchas empresas con base en España, sus directivos proceden del país de donde procede el capital, da igual que aquí haya o no gente competente.

En el caso de IAG, el conglomerado propietario de British Airways, Iberia y Aer Lingus entre otras, parece que la no discriminación es real. No sólo porque Willy Walsh es irlandés, sino sobre todo porque Alex Cruz está al frente de British Airways y, más importante y hasta sorprendente, porque después de Walsh su sucesor será otro español, Luis Gallego.

Aquí no se trata de hablar de sus méritos sino de los méritos de la Junta de Accionistas, con mayoría británica, que acepta esta realidad porque, de verdad, parecen centrados en los resultados económicos y no en mirar el DNI de sus ejecutivos. 

Les aseguro que, más allá de la palabrería al uso, siempre abierta al mérito, esta es una situación excepcional que merece un aplauso para esta gente. No es habitual.