El control aéreo británico es operado por una entidad que se llama “National Air Traffic Services”, Nats. Los operadores de Nats llevan todo el control de los vuelos en el país. Y son responsables de su buen funcionamiento. Por eso, hace unos meses, descubrieron con sorpresa que los aviones que se aproximaban al aeropuerto de Glasgow, en Escocia, perdían la conexión en los sistemas de voz. Esto sólo ocurría entre los 6 y los 10 mil pies. En estas alturas, los aviones dejaban de escuchar la señal del controlador y al revés. El asunto es tremendamente grave por razones obvias, por lo que Nats inició una investigación para determinar qué ocurría.
Comprobados los detalles y realizadas simulaciones, se determinó que se trataba de una interferencia. O sea, una emisión de señales bloqueaba la comunicación de los aviones. Eso es fácil de determinar, pero localizar cuál es la fuente es lo que se suele comparar con buscar una aguja en un pajar.
Lo primero que hizo Nats fue simular la matemáticamente la zona en la que podría encontrarse la fuente de la interferencia. Se utilizó un sistema de software que sigue los aviones, para cada vez que la señal tuviera una incidencia, reportarla y con estos informes intentar situar el origen.
Finalmente, se pudo determinar que las posibilidades de que el origen fuera en una pequeña villa cercana a Glasgow, por la que sobrevolaban los aviones, era muy alta.
Allí se desplazó un vehículo con receptores de señal, buscando la posible fuente de la interferencia. Una vez que pudo precisarse el área, el último paso fue ir casa por casa buscando qué podría causar el problema.
Tras días de trabajo, se llegó a localizar una casa en la que una bombilla que pretendía parecer antigua era la causa. Se desconectó la bombilla y se comprobó con más aviones que, efectivamente, había desaparecido la fuente de las interferencias.
La Nats estudió entonces la bombilla, que emite un ruido especial cuando está encendida, el cual afecta una parte del espectro de ondas, precisamente alterando, incluso bloqueando la comunicación de los aviones.
La bombilla, que tienen en la fotografía, ha sido retirada y la normalidad se ha restablecido en la aproximación al aeropuerto de Glasgow.
Pero los teléfonos móviles no afectan, claro.