Saga es un turoperador británico, pero no uno cualquiera, sino muy especial: se dedica a personas mayores, precisamente los que tienen más problemas para salir de vacaciones porque son los que tienen más riesgos derivados de la epidemia de coronavirus. Y Saga, además, tiene dos barcos, con los que hace cruceros. O sea, cruceros, uno de los negocios más castigados hoy, para ancianos, uno de los segmentos de mercado con más problemas. Y, encima, aunque nunca ha dejado de ganar dinero, Saga lleva tiempo reconstruyendo su negocio porque las cosas no iban bien.
Ahora, con buen criterio, ha vuelto a retrasar la posibilidad de volver a operar y ha dicho que todas sus vacaciones y sus cruceros –los cruceros eran lo más rentable de su negocio-- quedan suspendidos hasta junio. Antes, en marzo, había dicho que en mayo creía que se normalizaría el negocio, pero ahora lo ha debido retrasar.
Euan Sutherland, el director general, dijo que no lo han decidido, pero tal vez deban pensar en retrasar toda la operación por seis meses, de forma que darían por perdido el verano. Es un escenario que hoy no se plantean, pero que podría pasar.
“Dada la situación actual –dijo-- hemos tomado la decisión de paralizar toda la actividad también durante todo el mes de mayo. Estamos hablando con los clientes para ver qué opciones hay de cara al futuro. Nosotros estamos en condiciones de reiniciar las operaciones tan pronto como haya las suficientes garantías de que los clientes no corren riesgos. Pero no es el momento, aún”.
Gran Bretaña acaba de retrasar las medidas de confinamiento por tres semanas más. Las curvas de contagiados están bajando, pero aún no la de fallecidos.
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