El Govern Balear ha hecho un guiño al sector turístico, en plena crisis económica, facilitándole la vida. No mucho más que eso.
Lo más importante es en urbanismo: se permite el cambio de uso de las edificaciones turísticas obsoletas y en zonas maduras como son Palma y Calvià, para que pasen a usos residenciales. Esto tiene bastante significación porque las plazas que se han retirado del mercado pueden volver a convertirse en viviendas, obteniendo nuevamente plusvalías.
Probablemente más importante, tras años de medidas restrictivas en materia urbanística, el Govern permite a los hoteles crecer un 15 por ciento, sin aumentar ni plazas ni alturas. También se puede acoger los restaurantes y los negocios de ocio. Las obras se pueden llevar a cabo en verano, fechas en las que habitualmente estaba prohibido hacer obras para no molestar a los viajeros. Este año, se suprime esa prohibición.
En cuanto a la ecotasa, que los hoteleros pedían que se dejara de cobrar, el gran gesto es que se suprime el pago adelantado que los hoteles tenían que hacer a las arcas públicas. Los turistas deberán seguir pagándola y después se liquida.
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