Escarrer, Molas y Marichal: tres valientes en un mundo de callados

Escarrer Jaume, Juan Molas y Jorge Marichal nos dieron el lunes una lección de valentía, un soplo de hombría de bien del que tan necesitado estaba la familia turística española.
El capitán de Meliá y presidente de Exceltur volvió de nuevo a dar la cara por el Sector al cantarle al Gobierno las verdades del barquero ante su manifiesta inacción y los continuos bandazos.

El conductor de la Mesa del Turismo tuvo una intervención contundente en el Congreso de los Diputados, donde expuso sin retórica, yendo al grano, las numerosas carencias de los políticos.

Y el presidente de la gran patronal hotelera se mostró rotundo, expeditivo, en su réplica a los paniaguados representantes de los grupos presentes en la comisión parlamentaria.
Escarrer Jaume emergió como líder indiscutible del Sector en las primeras semanas de la pandemia. Luego delegó, por motivos que no vienen al caso, en un mando con más piquito de oro que sustancia.

Joan Molas no ha parado de dar la cara por la industria durante todos los días de confinamiento, participando en foros y reuniones con la ministra de Turismo y con sus colegas de toda España.

Jorge Marichal ha sorprendido a muchos por su incesante labor en defensa de los intereses del sector turístico, en especial de los pequeños, y se ha ganado a pulso el reconocimiento de sus compañeros.

Los tres han puesto en evidencia, sin pretenderlo, a los que han recurrido al pragmatismo, al buenismo y al manfutismo como eje de actuación frente a una crisis que jamás iban a resolver ni Maroto, ni Ábalos, ni Armengol, ni Morales.

Estos cuatro son unos mandados a las órdenes de un presidente que antepone su poder y las encuestas demoscópicas de Redondo, sí o sí, a los intereses de la primera industria del país.
Es de ilusos pensar que las autoridades que los han engañado en repetidas ocasiones, caso de la presidenta de Baleares, iban a sacarles las castañas del fuego intenso.

Hablan desde Moncloa de remar todos unidos, autoridades y empresarios. Difícil de asumir que transiten juntos los que odian al turismo con los que lo defienden. El enemigo nunca falla.