Después de Latam y de Avianca, este miércoles la primera aerolínea de México, Aeroméxico, presentó su solicitud de quiebra ante los juzgados de Estados Unidos, invocando el capítulo 11 de la ley, que le permite seguir operando sin hacer frente a las deudas.
La razón de la medida, como es obvio, son los devastadores efectos de la paralización con motivo del coronavirus y la ausencia de ayudas públicas.
Aeroméxico seguirá volando. Sus planes ahora pasan por duplicar los vuelos en julio, aunque todo esto es bastante inseguro dado que tanto en su país como en Estados Unidos aún no está claro que se haya superado el pico de la pandemia.
En todo caso, incluso en el mejor de los escenarios, la propia compañía admite que al final de julio nunca superará el 30 por ciento de la operativa que tenía el mismo mes del año pasado. México, por ejemplo, está totalmente aislado de Europa, por orden de la Unión Europea, con lo que no puede volar hasta nuevo aviso.
Andrés Conesa, el director general de la compañía, dijo que “estamos ante un desafío sin precedentes debido a la caída de la demanda, por lo que tenemos que tomar las medidas necesarias para intentar sobrevivir”. Aeroméxico, como Latam, es un socio preferente de Delta Airlines, propietaria del 51 por ciento de la compañía.
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