Hotelero, a tus hoteles

Faltaría más, los hoteleros de Tenerife con su dinero pueden hacer lo que quieran, desde poner un supermercado a crear una aerolínea. Por lo tanto, desde el punto de vista del interés social, su decisión de poner en marcha una nueva compañía aérea me es indiferente (Los hoteleros de Tenerife presentan su compañía aérea).

Sin embargo, desde el punto de vista de sus intereses, de los de la asociación en la que están agrupados los empresarios hoteleros, la creación de la aerolínea me parece un error. Hay numerosos análisis económicos que explican que este tipo de empresas exigen un nivel de especialización elevado que un hotelero no puede aportar. Hay una cuestión fundamental: cuál es el interés central del colectivo. Y ese interés central es llenar hoteles, no transportar viajeros.

Es verdad que los hoteles se llenan con viajeros y, en general, esos viajeros, si van a Tenerife, pueden alojarse en los hoteles de los asociados. Pero ni es el mismo público, ni es el mismo mercado, ni se trabaja con la misma lógica, ni se asumen los mismos riesgos. Hasta el refranero ha recogido esta situación, con aquello de “zapatero a tus zapatos”.

Desde mi punto de vista, la aviación comercial se ha convertido en un negocio extremadamente competitivo, cuya lógica empresarial hay que dominar si se pretende tener éxito. En sí mismo, el negocio tiene riesgos enormes, como para encima añadirle que sea una actividad subsidiaria de otra, principal. Pero en estos momentos, al menos en los tres o cuatro años que siguen –dependiendo de cuándo se controle el virus–, la aviación comercial es un campo minado. 

Decía en este digital hace unos días Tomás Cano que hay que ser valiente para lanzarse a crear una aerolínea hoy en día. Cano, que lo sabe todo de estas aventuras, fue exageradamente educado porque creo que en realidad quería decir que hay que tener muchas ganas de lanzarse a ello.

En todo caso, sobran fracasos en el mundo de la aviación para permitir asegurar que esta previsión tiene poco margen de error. En última instancia, los hechos demostrarán quién tiene razón. Aunque, lo malo va a ser que cuando las cosas se pongan feas, primero será el Cabildo de Tenerife al que le pedirán dinero, después al Gobierno canario, y al final los ciudadanos terminaremos pagando el atrevimiento que se tiene hoy.