Los principales hoteleros españoles manifiestan posiciones encontradas sobre a quién prefieren para presidir Estados Unidos los próximos cuatro años. Los que tienen intereses en Cuba se muestran claramente favorables a Joe Biden, mientras otros valoran los resultados económicos de Donald Trump y su pacificación internacional terminando con las guerras.
Los hoteleros españoles con más dependencia del mercado estadounidense son obviamente aquellos con importantes inversiones en el Caribe. Los resorts de México han vivido su récords de rentabilidad durante la presidencia de Trump, de igual manera que los de Dominicana hasta el estallido de una campaña en 2019 contra el destino.
Cuba ha sido el destino que se ha visto más afectado turísticamente por la presidencia de Trump. El candidato republicano endureció las restricciones a los viajes a la isla, y cadenas estadounidenses como Marriott y navieras como Royal Caribbean tuvieron que cesar operaciones (Vaticinan un ‘boom’ turístico en Cuba si Biden gana las elecciones).
Además, Trump reactivó los puntos más lesivos de la Ley Helms-Burton, y puso en la diana a aquellos extranjeros con inversiones en Cuba, lo que afectó especialmente a los hoteleros. De hecho, incluso por este motivo a algunos directivos de estas cadenas les prohibió la entrada en suelo estadounidense, aún teniendo establecimientos en la primera potencia mundial.
Otros empresarios del sector, no obstante, valoran que por encima de la personalidad estridente de Trump ha dado resultados económicos y pacificadores. Su recorte de impuestos a ricos y empresas, en principio claramente impopulares, se ha demostrado en la receta para disparar la economía hasta su máximo histórico, gracias a que ello conlleva el mejor fomento de la inversión, y los sueldos nunca subieron tanto para todos.
Además, Trump ha terminado con el Estado Islámico, y con las guerras en las zonas calientes del mundo, mientras ha fomentado acuerdos de paz en Oriente Medio y con la que era su mayor amenaza hace un trieno, Corea del Norte. Por ello, hay líderes turísticos que creen que hay ver más allá del odio que despierta en los medios el magnate, y valorarle por sus logros en mejorar la seguridad y el bienestar.
Los hoteleros prefieren a un socialista a un conservador saltándose sus principios e ideología. Después se van a quejar de que la gente les tenga manía...
Nadie se lo esperaba, pero Trump llegó a la Casa Blanca hace cuatro años con una serie de promesas que parecían más bien una carta a los Reyes Magos, porque eran muy difíciles de cumplir. Aparte del famoso muro con México, el candidato republicano prometió crear 25 millones de puestos de trabajo y un crecimiento anual del producto interior bruto del 4%.
Los economistas advirtieron en su momento de que era imposible y el tiempo se ha encargado de darles la razón. La realidad es que las cifras económicas de Trump se han mantenido en los mismos niveles que tenían en el último mandato de Barack Obama.
Trump heredó una economía moderadamente poderosa de su predecesor en el cargo, Barack Obama. Durante sus tres primeros años en la presidencia, la economía se mantuvo. En 2018, el PIB aumentó notablemente gracias a una bajada de impuestos que inyectó millones de dólares en la economía, pero ese efecto no duró, ya que en 2019 acabó retrocediendo un 2%.
Pese a esto, Trump ha repetido cientos de veces en redes sociales y en público que ha transformado la horrible economía de Obama en la mejor economía de la historia.