Yo nunca tuve ocasión de conocer personalmente a John Hays, el empresario de agencias de viajes inglés muerto este viernes mientras trabajaba en su oficina de Sunderland, el noreste del país. Pero he leído mucho sobre él y su familia y sobre el tipo de relación personal que tenía con sus trabajadores.
Hays era un empresario que partió de la nada y llegó a tener doscientas agencias de viajes independientes en 2018, y más de setecientas a finales de 2019 cuando compró la red de Thomas Cook, siempre basándose en algo muy simple: vender viajes a clientes, con transparencia, lealtad y simplicidad. No les digo un tópico sino que las agencias de Hays eran fundamentalmente honestas: vendían los viajes que encajaban mejor en lo que el cliente deseaba; lo habitual en sus competidores pertenecientes a grandes grupos, era y es convencer al cliente de que en realidad está buscando el producto que tienen en su cartera, lo cual no siempre coincide con lo buscado. Pero en la matriz fijan objetivos que hay que cumplir por encima de todo.
Hay muchos aspectos que hablan de la sencillez y cercanía de los Hays, lo cual siempre se agradece. Pero a mí lo que más me llamó la atención fue que tras comprar el grupo Thomas Cook, o mejor dicho las agencias de Thomas Cook, decidió apostar por los trabajadores que ya tenía, cuya experiencia a su modo de ver tenía gran valor.
Esto de valorar el conocimiento de las personas no se lleva entre los ejecutivos agresivos. Para estos, las personas son un número. Sin embargo, los trabajadores, agradecidos por la lealtad de Hays, han trabajado como jabatos para pasar esta crisis interminable y, dentro de lo que cabe, Hays no es quien lo llevaba peor. Porque, les aseguro, confiar en quien sabe, en quien vale, en quien quiere trabajar, tratarlo como un ser humano que merece confianza, tiene premio. Y eso es lo que más valora el equipo de Hays.
Esperemos que su fallecimiento no acabe con el proyecto que bien se merece el éxito en un entorno tan agresivo, tan corporativo, tan deshumanizado.
Tuve la oprtunidad de conocerle hace ya unos años, era un buen hombre,un hombre con un corazón enorme que hacia el bien siempre que podía,siempre cercano y dispuesto a escuchar tu opinión,era una clase de persona de las que no abundan en este mundo tan frío.Como empresario destacaría su tenacidad y su visión de futuro,un trabajador infatigable que creía en lo que hacía y te hacía partícipe de su entusiasmo,era un placer trabajar con él.Buen viaje amigo
DEP
Un ejemplo a seguir.