Tal era el desastre hace apenas quince días en toda Europa, que hoy, aunque la incidencia de casos sextuplica el máximo recomendado (tenemos más de trescientos casos por cien mil habitantes, contra los cincuenta que se consideran tolerables) el Viejo Continente celebra una reducción general a la mitad. Francia había llegado a los mil casos; España a los setencientos. Ahora el foco de contagios más serio está en el eje de Austria, Eslovenia y Croacia, con más de mil casos.
Hoy, sin embargo, todos los grandes países europeos, incluida Alemania, están en la franja entre los 300 y 400 casos (Francia, Gran Bretaña, Alemania, España), con la única excepción de Italia que supera los 700.
En los meses de verano, la Comisión Europea había fijado en cincuenta el tope máximo para considerar una zona de riesgo. De hecho, con ese criterio han venido moviéndose las autoridades. Hoy, pese a la mejoría, ni un país está por debajo de esta cifra. Ni siquiera los dos países que están mejor: Finlandia, que tiene 94 casos, y Noruega, 141. Irlanda ha bajado a los 90.
Sin embargo, ahora hay otro epicentro de enfermedades: Croacia, Eslovenia y Austria están con más de mil casos. Hungría está cercana. Bulgaria tampoco está bien. En el Oeste, Portugal está ahora mucho peor que la media de España.
En todo caso, ningún país baja de los trescientos contagios por cien mil habitantes, lo que indica que el virus en Europa dista de estar en niveles aceptables. Tampoco se puede constatar que a más frío más casos dado que los que tienen mejores ratios, Islandia, Finlandia y Noruega son países fríos. En cambio, nuevamente el sur está mal, esta vez incluida Grecia que está casi en 300 casos.
En Austria hace un frío que se las pela, hace unos días en Viena por ejemplo estaba nevando.