De pulgas, perros y agentes de viajes

9 de enero de 2.021. Hemos superado por fin - y no sin tremendas dificultades - el extremo del rabo de este pasado “annus horribilis” 2.020.

Las y los profesionales del sector de las agencias de viajes hemos visto como, una vez más, un factor totalmente ajeno a nuestro control, truncaba nuestras mejores expectativas de cara a un año que se anunciaba realmente bueno, con unas perspectivas de venta reflejadas en los anticipos, el flujo de clientela a las oficinas y el volumen de llamadas teléfonos y correos electrónicos recibidos, que presagiaban algo muy distinto a lo que ha acabado pasando. Esta vez no ha sido un volcán en Islandia ni un conflicto armado en Oriente Medio ni siquiera unos atentados en Nueva York. Esta vez el detonante ha sido un “bichito” con origen impreciso (¿en Wuhan quizás?) y que ha provocado una crisis sanitaria, económica y sistémica a nivel mundial. Y, claro está, nuestro sector, hipersensible al mínimo vaivén, se acostó feliz y contento un día y se levantó al siguiente “hecho unos zorros”. Porque ya se sabe que “a perro flaco todo son pulgas”. Un sector con los deberes sin hacer, más necesitado de una puesta al día que mi vieja bicicleta, que acaba de cumplir 18 años. Ahora todo son plañidos y lamentos, ¡ah! y sacudirse las culpas, no vaya a darse cuenta alguien “de más arriba” que no habíamos hecho los deberes que nos encargaron a raíz de la anterior crisis, aquella que fue puramente económica (aunque acarreó graves consecuencias sociales que aún sufrimos, llámese Reforma Laboral, por ejemplo).

Tras meses de inacción y de limitarse a ponerle velas a San Pedro (Sánchez) por fin este pasado mes de diciembre la CEOE – la patronal de las patronales – ha movido ficha y se ha descolgado con un documento de 62 páginas (a doble espacio y con muchos titulares y fotos, como los trabajos que hacíamos en el colegio para que aparentaran mayor calidad basándonos en la cantidad) que lleva por título “21 iniciativas estratégicas de país para la recuperación y transformación de la economía española”. En dicho documento aparece una página dedicada específicamente al turismo con las instrucciones a seguir para salir de esta crisis, nada nuevo, los “deberes” que teníamos sin hacer: el futuro de las agencias de viajes pasa por la formación, la digitalización y la sostenibilidad. Ya sabemos lo que toca ahora pues: a correr todas y todos a formarnos, a digitalizar nuestros procesos, nuestros departamentos, nuestras empresas, … y a alcanzar mayores y mejores compromisos de sostenibilidad con nuestro entorno, nuestra sociedad, nuestras generaciones futuras, en definitiva, con nuestro mundo (¿nuestro?).

Desde abajo no vemos a “los de arriba” muy emocionados ni dispuestos a la labor. Ninguna de las numerosas asociaciones patronales del sector, ni las estatales ni las autonómicas, se ha puesto en contacto con las y los representantes de las y los trabajadoras/es hasta ahora para desarrollar ningún plan sectorial ni siquiera para impulsar conjuntamente los apuntes esbozados en su propio documento. No quiero pensar que ello sea porque las 62 páginas del documento eran solo justificaciones y excusas para captar los famosos “fondos europeos” y luego, parafraseando el título de la famosa película de Woody Allen, “toma el dinero y corre”.

Empresarios del sector, aquí os estamos esperando. Las prisas por negociar una prórroga del convenio actual sin actualización salarial deberían ir acompañadas de una clara voluntad por alcanzar algún tipo de consenso sectorial para que la voz que se oiga en los “telediarios” sobre las agencias de viajes no sea únicamente la de la patronal solicitando ayudas económicas del Gobierno sin contrapartidas.

Sí, hace falta el apoyo gubernamental al sector y hacen falta esos fondos europeos, pero veamos muy bien entre todas y todos cómo los empleamos, porque las trabajadoras y trabajadores del sector también soñamos algún día, como las pulgas del poema de Eduardo Galeano, con comprarnos un perro.