El tiempo pasa y la resistencia se agota. Por eso, Aer Lingus, la filial irlandesa del grupo IAG, al que pertenece Iberia, ha solicitado y obtenido 150 millones de euros del gobierno de Dublín, a través del Fondo de Inversión Estratégica de Irlanda (Isif). Se trata de un préstamo a tres años que se utilizará para fortalecer la posición de liquidez de la aerolínea, ya que busca hacer frente al impacto de la crisis de Covid.
El préstamo no es un asunto sencillo porque Irlanda es el país al que pertenece la mayor aerolínea de Europa, Ryanair, cuyos directivos no suelen quedarse callados ante las ayudas de estado. De hecho, Ryanair había criticado, y en algunos casos denunciado, los apoyos estatales de los que disponen sus competidores en toda Europa.
El grupo IAG, a través de sus filiales, es el que menos ayudas oficiales ha pedido, aunque ha acudido a los mercados para captar liquidez con la que garantizar la supervivencia durante este periodo crítico.
Aer Lingus opera dos tipos de rutas fundamentales: corto radio en Europa, donde se ha tenido que reinventar después de que su mercado fuera arrasado por Ryanair, con unos costes operativos mucho menores y las rutas internacionales, fundamentalmente a Estados Unidos, donde siempre ha tenido grandes ventajas competitivas: primero, disponer de una colonia irlandesa muy poderosa en la coste Este americana y, segundo, ser un magnífico ‘hub’ para cualquier otro origen europeo, dado que desde Dublín los vuelos a Estados Unidos son los más cortos de todo el viejo continente.
Aer Lingus recientemente creó una filial británica con la que pretende operar desde Manchester, aeropuerto del norte del país desde el cual siempre ha habido vuelos trasoceánicos y que, ahora, como consecuencia de la pandemia, se han reducido sensiblemente.
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