El presidente de Acave, la patronal catalana de agencias de viajes, Martín Sarrate, anunció que la asociación que preside abandona la principal organización de agencias de viajes de España, Ceav. En la explicación de su salida dijo que seguiría luchando por la unidad de las agencias, lo cual, por muchos y justificados motivos que tenga, suena contradictorio.
Yo les voy a decir tanto a los integrantes de Acave como a los de Ceav, qué pienso. Yo no soy un agente de viajes, sino un periodista especializado en turismo. Estoy perfectamente informado del contexto en el que estamos: la mayor crisis histórica del sector, sin fecha de finalización, con un gobierno con el cual es muy difícil entenderse porque su sensibilidad con la empresa es casi nula.
Pues bien: ante este panorama y tal como están las cosas, no se me ocurre que los agentes de viajes de España puedan tomar una decisión más errónea y desafortunada que la de dividirse. Es simplemente imposible algo peor: da una imagen de crisis, impotencia, división, enfrentamiento y falta de liderazgo; de alguna manera esto equivale a darle la razón a quienes no quieren hablar con vosotros, porque esto significa que preferís pelearos a buscar los puntos de encuentro en la defensa del colectivo.
Por supuesto, seguro que Martín Sarrate y su junta directiva dicen la verdad cuando lamentan salirse de Ceav; seguro que existen motivos contundentes, dolorosos, que han conducido a esta decisión, pero pese a todo, la imagen exterior no puede ser más desastrosa.
Porque cualquier ciudadano que no os conozca, que no se meta en los detalles, se preguntará cómo es posible que ante la peor crisis de la historia, en un sector que ya tenía problemas estructurales, se produzcan divisiones de este tipo; cómo puede ser que haya motivos para la división cuando a todos se nos ocurren mil cuestiones en las que todos los agentes de viajes de España seguro que piensan lo mismo, que pretenden lo mismo, que lucharían por lo mismo. Parece obvio que la división debería quedar para dentro de dos, tres o cuatro años.
Perdonen, pero para un lobby, o sea para un grupo de influencia, para quien quiere persuadir a los demás de lo importante que es –porque eso es lo que son las patronales, ¿no?–, las cosas no son como son sino como se hacen ver que son. Por eso, algunos que no son nadie se venden muy bien y otros, como vosotros, que sois dignos de respeto, no sois escuchados.
No lo entiendo. No entiendo en qué contexto, con la que está cayendo, seguir unidos puede ser peor que irse cada uno por su lado. ¿Tan catastrófico es quedarse en CEAV? ¿Lo mejor para los agentes catalanes es que un puñado de directivos decidan que "con los otros no se ajuntan"? ¿1000 puntos de venta tienen más peso que 7000?
Necesito que me hagan un dibujo porque así a simple vista, parece un despropósito fruto del ego mal entendido de unos y otros... Y desde fuera, claro, ya pueden mandarnos al c..., a la m..., o a tomar por c..., y bien merecido lo tendremos si no nos entendemos ni entre nosotros.