Debido a que en su país apareció primero el virus, China debería haber sido de los países que más han sufrido las consecuencias de la pandemia generada hace ya catorce meses. Ahora aparecen los resultados del año pasado y tienen cifras para todos los gustos. Por un lado, el país ha sufrido, pero por otro los efectos han sido mucho menores que los de Europa –España entre ellos–.
En China hay dos turismos, porque el país tiene la dimensión de un continente. El turismo desde el exterior e incluso el emisor han padecido duramente, como en muchos otros países. Se decía que el país había sobrevivido porque el turismo interior se mantuvo. Y eso es cierto para los últimos meses, a partir de septiembre, pero no lo es para el inicio del año, cuando el Gobierno adoptó medidas contundentes. En 2020, respecto de 2019, China tuvo una caída de turismo interior de un 61 por ciento, lo cual significa un retroceso superior al de Europa, aunque tal vez inferior a lo que se habría podido estimar inicialmente.
Siempre según las estadísticas que acaban de aparecer, el sector sólo facturó 345 mil millones de dólares, cifra importante pero muy inferior a lo que un gigante de 1.200 millones de habitantes hubiera registrado en un año normal.
Estas son las cifras de facturación del turismo interior. El negocio puramente de los viajes, sin el alojamiento, cayó un 52 por ciento, con 2.800 millones de viajes, pero ya sólo para asistir o presenciar algún acto o evento.
China no es un país sobre todo turístico sino sobre todo manufacturero, por lo que este es un daño no tan trascendental para su economía. Su política, especialmente en los primeros momentos, fue de control radical del virus. Según sus cifras oficiales, pese a ser el foco inicial, apenas ha registrado 4.842 fallecimientos y apenas 101 mil casos. En este sentido, España, un país notablemente menor a su lado, ha tenido cien mil muertos.
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