Día grande para el orgullo francés: ayer el presidente Macron anunció un gran plan estatal para reducir el poder de Booking y de AirBnb, aunque sin mencionarlas. Dice con razón Macron, que una parte del valor del turismo se lo quedan estas organizaciones digitales. Y añade, sin razón, que el gobierno pondrá dinero para recuperar el liderazgo perdido en tecnologías digitales.
No está de más recordar algunos grandes fracasos franceses del pasado, debido al intervencionismo francés.
En los noventa, el gobierno francés pagó a unos tres millones de franceses unas subvenciones brutales para que tuviesen en sus casas unos aparatos que se llamaban Minitel. Eran su Internet. Todo pasaba por las oficinas públicas, desde el diseño a la ejecución. Se conectaban por teléfono a unas bases de datos públicas que almacenaban noticias y contenidos. El programa fue un éxito exactamente hasta el día en que Internet arrasó con todo. Internet le costó cero euros a Francia y no hubo ni un francés que dudara un instante de tirar a la basura su minitel por el ordenador conectado a la red.
Francia, por su parte, había impulsado antes en la Comunidad Económica Europea una política de promoción de la investigación para crear televisores de dos mil líneas, para mejorar los existentes, de 625 líneas. El gran beneficiario iba a ser una fábrica francesa de estos aparatos.
A mitad del gasto, la tecnología digital irrumpió y dejó en ridículo la inversión analógica europea. El dinero fue tirado y no salió nada en claro. En California, nuevamente, habían destruido el intervencionismo estatal europeo, sobre todo francés.
Macron ahora pondrá dinero para acabar con el dominio de Booking y de AirBnb. A mí no me extrañaría que estas dos empresas cayeran, pero de lo que estoy prácticamente seguro es que caerán porque alguien más innovador y creativo las desbancará y ese, sin duda, no habrá recibido ni un euro de Macron.
Una buena manera de tirar el dinero.
Todos los países con algo de idea deberían quitar poder a plataformas que no coticen en su país, no es una idea tan mala, si tenemos en cuenta los daños que hacen.
Por otro lado el suprimir el concepto de apartamentos turísticos, y hacer que su alquiler mínimo sea de un mes, tampoco sería descabellado para evitar las barbaridades que se ven hoy en día.